domingo, 13 de marzo de 2011

SALMO PARA LA REFLEXION

2:1 ¿Por qué se amotinan las naciones
y los pueblos hacen vanos proyectos?
2:2 Los reyes de la tierra se sublevan,
y los príncipes conspiran
contra el Señor y contra su Ungido:
2:3 "Rompamos sus ataduras,
librémonos de su yugo".


2:4 El que reina en el cielo se sonríe;
el Señor se burla de ellos.
2:5 Luego los increpa airadamente
y los aterra con su furor:
2:6 "Yo mismo establecí a mi Rey
en Sión, mi santa Montaña".


2:7 Voy a proclamar el decreto del Señor:
Él me ha dicho: "Tú eres mi hijo,
yo te he engendrado hoy.
2:8 Pídeme, y te daré las naciones como herencia,
y como propiedad, los confines de la tierra.
2:9 Los quebrarás con un cetro de hierro,
los destrozarás como a un vaso de arcilla".


2:10 Por eso, reyes, sean prudentes;
aprendan, gobernantes de la tierra.
2:11 Sirvan al Señor con temor;
2:12 temblando, ríndanle homenaje,
no sea que se irrite y vayan a la ruina,
porque su enojo se enciende en un instante.
¡Felices los que se refugian en él!




"He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos. (Apocalipsis 5:1-5).

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