sábado, 26 de septiembre de 2015

LA MASONERÍA ECLESIAL QUEDA AL DESCUBIERTO TRAS CONFESIÓN DEL CARDENAL DANNEELS

El arzobispo emérito de Bruselas reconoce que él y otros cardenales unidos por el deseo de ‘modernizar’ la Iglesia (Kasper, Martini y Lehman), formaron una “mafia” para influir en las elecciones de los papas. De probarse, los cardenales podrían ser excomulgados.
Godfried Danneels (nacido en 1933) ha sido uno de los cardenales europeos más influyentes de los últimos años. Entre 1979 y 2010, fue presidente de la conferencia episcopal belga y arzobispo de Malinas-Bruselas. En 2010, Benedicto XVI le aceptó su renuncia por motivos de edad.
Esta semana Dannels presentó en Bruselas una biografía suya autorizada y reconoció, como se explica en el libro, la existencia de un grupo de cardenales centroeuropeos que desde 1996 se confabularon para controlar la sucesión de Juan Pablo II e impedir que accediera a la silla de Pedro el cardenal Joseph Ratzinger.
Los miembros de lo que Danneels define en el vídeo como “mafia”, aunque también recibía el nombre piadoso de Grupo de Saint-Gall/Sankt Gallen por la abadía suiza en que celebraba sus reuniones, eran, aparte de él, que se incorporó en 1999, el cardenal arzobispo de Milán, Carlo Mario Martini (fallecido en 2012) y su compatriota Achille Silvestrini, los cardenales alemanes Walter Kasper y Karl Lehman, el británico Basil Hume (fallecido en 1999) y el obispo holandés Adriaan Van Luyn.
 En vida de San Juan Pablo II, a Roma llegaron los rumores de que algo maquinaban los cardenales que se reunían en Saint-Gall y se envió al cardenal Camillo Ruini a investigar, pero éste dijo no haber encontrado nada sospechoso.

Los acuerdos entre cardenales para elegir papa, prohibidos

Cuando Ratzinger fue elegido papa en 2005, la “mafia” no se deshizo, sino que decidió oponerse a él y preparar la sucesión del pontífice alemán, comportamiento prohibido por el Derecho Canónico. Para ello, no dudaron en criticar en público a Benedicto XVI y reclamar que la Iglesia debía ser más ‘alegre’ y menos ‘antipática’.
Las maquinaciones y acuerdos entre los cardenales para elegir papa están prohibidos por la constitución apostólica ‘Universi Dominici Gregis’, promulgada en 1996, y cuyo artículo 79 reza así:
“Confirmando también las prescripciones de mis Predecesores, prohíbo a quien sea, aunque tenga la dignidad de Cardenal, mientras viva el Pontífice, y sin haberlo consultado, hacer pactos sobre la elección de su Sucesor, prometer votos o tomar decisiones a este respecto en reuniones privadas”.
En el artículo 81, esos compromisos se castigan con la excomunión.

Alegría de Danneels por el matrimonio homosexual

El objetivo de la “mafia” de Saint Gall era ‘modernizar’ la Iglesia católica para adaptarla a los tiempos de hoy, lo que implica modificar la doctrina sobre el aborto y la ideología de género.
En la biografía, que pondrá a la venta el 29 de septiembre, se desvela también que Danneels escribió en mayo de 2003 una carta al primer ministro belga Guy Verhofstad felicitándole por haber introducido en el país el matrimonio para los homosexuales y terminar, de esta manera, con la discriminación para las parejas formadas por personas del mismo sexo.
Esta actitud de Danneels contrasta con la que tuvo el actual papa cuando era arzobispo de Buenos Aires. Al discutirse en Argentina la aprobación del matrimonio para los homosexuales, el cardenal Jorge Bergoglio mandó a cuatro monasterios de su diócesis una carta en las que se pronunció así: “No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios. No se trata de un mero proyecto legislativo (éste es sólo el instrumento) sino de una ‘movida’ del Padre de la Mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios”.
En abril de 2015, al cumplirse 25 años de la aprobación de la ley del aborto en Bélgica, dos políticos, Philippe Moureau (socialista valón) y Mark Eyskens (democristiano flamenco), afirmaron que el cardenal Danneels trató de convencer al rey Balduino de que, como católico y monarca, podía promulgar la ley. Cuando se le preguntó al religioso, éste contestó con un “No hay comentarios”.

Protegió a un obispo pederasta

Las revelaciones sobre el deseo por parte de este grupo de cardenales centroeuropeos de controlar los últimos cónclaves no son nuevas. En 2014, el periodista inglés Austen Ivereigh, que fue subdirector de la revista ‘The Tablet’, director de las relaciones públicas del cardenal Cormac Murphy-O’Connor, arzobispo emérito de Westminester, y doctorado con una tesis sobre la Iglesia en la política de Argentina, publicó una biografía del papa Francisco, El Gran Reformador. En ella, su autor afirma que, en los días precedentes al cónclave de 2013, cuatro cardenales, Murphy O’Connor, Kasper, Daneels (quien ya no podía participar en el acto debido a su edad) y Lehmann, se aseguraron el consenso del cardenal Bergoglio para su eventual elección y después pusieron en marcha una campaña para conseguirla.
Entonces, los cardenales señalados respondieron que era mentira lo publicado. Según declaró el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, en teletipo recogido por Zenit el 1 de diciembre: “Puedo declarar que los cuatro cardenales arriba mencionados niegan explícitamente esta descripción de los hechos, tanto en lo relacionado con la petición de un consentimiento previo por parte del cardenal Bergoglio, como en lo relacionado con la conducción de una campaña para su elección, y desean que se sepa que están sorprendidos y decepcionados por lo publicado”.
Unos meses después, uno de los señalados en ese libro, el cardenal Danneels, reconoce que esa “mafia” o logia existía y, por tanto, que él mintió en 2014.
Pese a estar implicado en el encubrimiento de un caso de pederastia cometido por el obispo de Brujas (Danneels se negó a creer las primeras quejas y más tarde, en 2010, la víctima le grabó pidiéndole que retirase su denuncia), el papa Francisco le nombró por voluntad personal miembro del Sínodo sobre la Familia celebrado en 2014 y le ha vuelto a designar para el que se celebrará a finales de este año.
Otro de los señalados por Danneels, el Cardenal Walter Kasper, ha sido el principal promotor de la idea de dar la Sagrada Comunión a los divorciados vueltos a casar. Para ello, en el Sínodo de 2014, lideró una campaña para lograr apoyos para su propuesta, algo que choca frontalmente con la doctrina católica sobre el Matrimonio y la Eucaristía.

http://www.infovaticana.com/2015/09/26/el-cardenal-danneels-admite-ser-parte-de-una-mafia-contra-el-papa/

sábado, 19 de septiembre de 2015

"LOS REFUGIADOS" POR JUAN MANUEL DE PRADA.

Desde que el mundo es mundo, el modo más eficaz de desintegrar y desnaturalizar a los pueblos ha sido obligarlos al éxodo
La avalancha de los refugiados sirios ha inspirado un pedrisco de baboserías buenistas que nos exhorta a recibirlos como en una versión new age del Plácido de Berlanga. A esta ola de emotivismo fofo se ha sumado un discurso cristianoide, grimosín y posturero que ha olvidado que las obras de misericordia corporales, desgajadas de las espirituales, son meros aspavientos humanitarios. Por su parte, nuestros gobernantes, muy en su papel de felpudo del Nuevo Orden Mundial, han asegurado que «España va a ser solidaria con los refugiados y no va a discutir las cifras» que se le asignen, como corresponde a una colonia. Inevitablemente, este discurso merengoso provoca, por reacción, las jeremiadas de los que afirman que sufrimos una invasión musulmana que destruirá nuestra civilización; pero todas las civilizaciones se destruyen desde dentro.
Siento una gran admiración por el pueblo sirio, por razones muy diversas: por los sufrimientos crudelísimos que el Nuevo Orden Mundial le ha infligido durante los últimos años, en su afán por barrerlo del mapa; pero también porque, durante siglos, ha respetado a las minorías cristianas asentadas en su territorio; y porque, bajo el mando de Al Assad, Siria ha sido un katejon lo mismo contra la expansión del islamismo que contra los manejos del anglosionismo. Y esta admiración hacia el pueblo sirio es, precisamente, la que me inspira muchas preguntas. Me pregunto, por ejemplo, si entre la avalancha de sirios expulsados de sus hogares y de sus tierras por los yihadistas que armó Occidente no se habrán infiltrado, a modo de caballo de Troya, muchos terroristas dispuestos a extender su reinado de horrores en las colonias de la Unión Europea.
Pero esta es una pregunta obvia y elemental. También me hago otras preguntas más peliagudas. Muchos de los sirios que en estos días han llegado a Europa proceden de campos de refugiados, en su mayoría asentados en Turquía, donde eran tratados de forma ignominiosa; y, gobernando Turquía Erdogan, personaje especialmente pérfido, me pregunto si esta avalancha humana no habrá sido azuzada por él, en connivencia –¡por supuesto!– con sus amos (que son, por cierto, los mismos que los nuestros). También me pregunto si esta avalancha de refugiados no habrá sido concienzudamente planificada; pues, desde que el mundo es mundo, el modo más eficaz de desintegrar y desnaturalizar a los pueblos ha sido obligarlos al éxodo. Ocurrió en la Antigüedad (donde muchos pueblos acabaron extinguiéndose, merced a las migraciones forzosas) y ha ocurrido, más recientemente, con el éxodo del campo a la ciudad impuesto por la revolución industrial, que arrasó las tradiciones cristianas. A nadie se le escapa que el pueblo sirio resulta especialmente incómodo para los propósitos hegemónicos del llamado Estado Islámico, por haber sido educado en la convivencia religiosa y en una identidad nacional muy fuerte y arraigada; y nada más natural, para los intereses de los fanáticos que aspiran a restaurar el califato sobre una argamasa de sangre, que expulsarlos de sus hogares y sus tierras, forzándolos a la diáspora, de tal modo que su legado quede confundido con el polvo.
La pregunta última que me hago es si esta diáspora siria ha sido planificada por los fanáticos del llamado Estado Islámico, o si el Estado Islámico es tan sólo el sacamantecas que el Nuevo Orden Mundial se ha sacado de la manga para reconfigurar el mapa de Oriente Próximo. Pero cuando me hago esta pregunta se me hiela la sangre en las venas. Sólo tengo claro que la única esperanza que le resta al pueblo sirio, para no ser condenado a la dispersión y la extinción, es Rusia. Pero Rusia está sola contra los designios protervos del Nuevo Orden Mundial y la propaganda de sus corifeos.