El recorrido sera…
Concentración en la plaza de la Merced (frente a la Catedral),comenzará la marcha por la calle Vázquez Limón , Ginés Martín , Ciudad de Aracena, Medez Núñez y fin del recorrido y discursos en la “Plaza de las monjas”. Hora, las 12.00 de la mañana.España aun existe, y como punto de partida de nuestra propuesta, queremos en primer lugar proclamar la libertad de seguir siendo españoles.
España es una realidad de la que, sin ningún complejo, nos declaramos orgullosos. Ningún mal hay en el patriotismo y ninguna vergüenza hay que sentir al afirmar nuestra fe en un principio que nos hace vivir plenamente nuestro compromiso como ciudadanos.
Porque respetar y amar a la patria significa cultivar los valores cívicos y contribuir positivamente al desarrollo colectivo. Patriotismo significa participar en una empresa común llamada España, que a la vez que garantiza la seguridad y estabilidad de vida que las personas necesitan para progresar, nos ofrece una identidad y unos valores superiores en los que arraigar y engendrar generaciones sucesivas. Ese es el patriotismo, serio, digno, sólido y perdurable que nosotros deseamos.
Los españoles hemos sabido conducirnos frente a las varias exigencias de cada tiempo, con mayor o menor acierto, pero siempre que hemos trabajado juntos y en armonía hemos conseguido desplegar íntegramente toda la energía vital de que es capaz el pueblo español. Una energía que ha dejado una huella indeleble en la historia y que merece la pena hacer perdurar.
Una España para todos los españoles , en la que los principios de igualdad y solidaridad constituyan el eje vertebrador de una autentica política que potencie la cohesión nacional. Este es el primero y mayor ideal aglutinador, que ha de servir para edificar un proyecto de valores permanentes, -que no de intereses- desde la conciencia de que España no se reduce a una coyuntura política temporal, sino que se trata de una identidad en la historia que nos une en un proyecto de progreso colectivo.
Pero si nuestro llamamiento es una apelación a la concordia nacional y a todo lo que nos une, frente al fomento de lo que nos separa, no por ello olvidamos que el poder político ha abandonado sus funciones de defensa de la unidad de España y ha permitido que los separatismos estén más cerca que nunca de sus objetivos desmembradores. La división que han predicado estos particularismos egoístas se ha cobrado cientos de muertos y sus continuas intimidaciones constituyen una amenaza cierta contra la convivencia nacional. Los resortes políticos, económicos y culturales que se han puesto en sus manos, han permitido que se siembre el odio hacia España y se conculquen las libertades. Por ello debemos recordar que nuestra Constitución proclama la indisoluble unidad de las tierras de España y garantiza un sistema de libertades basado en la soberanía nacional que reside en todo el pueblo español, para conjurar de una vez por todas este peligro, poniendo fin a la influencia de las ideas antinacionales y recuperando para esa España en armonía a toda una generación criada en la falsedad y la discordia.
Tampoco queremos olvidar que las patrias han sido hechas para los hombres, y solo si las hacemos servir a la justicia y a la humanidad conseguiremos cumplir con el deber de hacerlas merecer perdurar en los tiempos. Y es que cuando los valores patrióticos y cívicos están bien cimentados, nace la preocupación por ayudar a los demás. Por ello recordamos los valores cristianos que han impregnado nuestra civilización occidental e hispana, posibilitando avances en el respeto de la dignidad humana. Por supuesto, los españoles puede que sigan siendo católicos o no; pero el núcleo históricamente fecundo de lo que ha sido desde los orígenes el proyecto generador de España esta identificado con los valores de la religión católica, y esta herencia cultural pervive aún, independientemente de las creencias de cada cual.
Pero el futuro también nos trae nuevos retos. Frente al fenómeno de la inmigración, estamos decididos a preservar nuestra identidad cultural frente al multiculturalismo y mestizaje cultural que pretenden el desmantelamiento y desarraigo cultural propios. La identidad como participación en un fundamento común es algo irrenunciable y valioso que nos permite, en un mundo en continua evolución, seguir conservando nuestras esencias a la vez que nos adaptamos al cambio. Por tanto la identidad hispana y occidental nos permite saber quienes somos para no caer en desorientaciones que sin duda también pueden llegar a poner en peligro la subsistencia misma de España.
Nos proponemos la tarea de remover las conciencias y demandar de los grandes partidos, empresas, intelectuales y colectivos sociales su responsabilidad y compromiso con España. Una España que debemos construir entre todos. Por ello invitamos a todos aquellos que siguen sintiéndose españoles, con independencia de su filiación política, a unir sus esfuerzos en este movimiento cívico, esperanzado y enérgico, que solo se propone como meta hacer perdurar la idea de España.
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