De la reciente Cumbre del Pacífico ha surgido una alianza contra el modelo económico europeo. El instrumento para doblegar ese modelo es castigar su deuda soberana. Intermediarios norteamericanos y chinos venden deuda europea y derrumban las bolsas del Viejo continente. Mientras, los fondos soberanos chinos y árabes preparan la compra de empresas europeas a precio de saldo. Todo ello horas después de la proclamación de fe europeísta de Angela Merkel. En Europa ya se empieza a pensar en dar marcha atrás a la liberalización global. Mientras, España sitúa su prima de riesgo en récord histórico: 452 puntos
Lo mejor: se abre camino la idea de las quiebras controladas como única solución a la crisis financiera más grave de la historia.“
Somos una potencia del Pacifico”, aseguró el presidente norteamericano, Barack Obama, en la última cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico. Mientras, un personaje tan desconocido como relevante, Jin Liquin, presidente del fondo soberano chino CIC, que mueve la friolera de 300.000 millones de euros (un 30% del producto interior bruto español) dejaba entrever en la magna reunión el desprecio que les produce Occidente, aunque lo cifraba en la Europa. Ojo a esta palabras: “Si mira a los problemas de Europa ve que han sido causados exclusivamente por la acumulación de problemas de la sociedad del bienestar, donde las leyes laborales inducen a la pereza y a la indolencia en lugar de al trabajo duro”. En efecto, es el modelo chino, que se ha convertido en una potencia mundial de liquidez, a costa de explotar a unos trabajadores pésimamente pagados que trabajan como bestias en condiciones precarias, por no decir infrahumanas. Es lógico que China arrase a Europa y también a Estados Unidos y se haya convertido en el rey de la liquidez, y en una economía financista como la actual no importa ni la capacidad productiva, ni la calidad, ni el I+D. Lo único que importa es la explotación de la mano de obra para alcanzar el mayor beneficio.
En ese caldo de cultivo político, durante la mañana del martes 15, fondos chinos y norteamericanos vendieron deuda europea, tan sólo 24 horas antes de que la alemana Angela Merkel apostara por el euro. Naturalmente, los especuladores chinos y estadounidenses atacan a los más débiles, los más extorsionables: Italia y España. El Tesoro español se veía obligado a colocar deuda a unos tipos de interés récord y el diferencial español se colocaba por encima de los 450 puntos, cota propia de un rescate financiero que, además, resulta imposible. De nada vale que Italia haya perdido su soberanía política y un primer ministro elegido democráticamente haya tenido que ceder su cargo a un tecnócrata impuesto por Alemania. Las bolsas del viejo continente se derrumbaban y sólo la intervención del Banco Central Europeo conseguía recuperar pérdidas en la recta final de la sesión.
Como corolario, empresas estadounidenses y, sobre todo, los fondos soberanos chinos y del Golfo Pérsico, se frotan las manos y preparan el asalto al tejido industrial europeo, dado que las empresas del Viejo continente están a precio de saldo.
Lo que está claro es que los valores occidentales, es decir, Occidente, están siendo sustituidos en Occidente por el modelo chino.
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