jueves, 21 de octubre de 2010

LA DECADENCIA COMO FORMA DE VIDA

La primera condición para una decadencia es que la mayoría, las personas más egoístas y cómodas, aquellas que nunca harían nada por nada, esas, crean firmemente que no hay decadencia alguna en la sociedad, es más, crean que están `en el mejor de mundos posibles´, como diría Voltaire en boca de `Candide´. Y la segunda condición es que las personas que ocupan mayores cargos, los dirigentes, aquellos que tienen los medios de control de la sociedad también nieguen totalmente, al menos en público, que exista la menor decadencia, es más, que crean que el futuro será siempre mejor y solucionará los problemas que no han solucionado en las últimas décadas ellos, usando el mismo sistema que hasta ahora no han funcionado.... eso que se llama `progresismo´.

Ni el pueblo ruin y borracho de la Roma decadente, ni los emperadores y senadores corruptos y adinerados, repletos de esclavos y vacíos de virtudes, creían en la decadencia incluso cuando era ya un hecho manifiesto.

Y es que el necio no cambia porque no sabe que es necio, y el malvado no cambia porque no sabría dejar de serlo. Así las decadencias son siempre una cabalgata de necios dirigidos por malvados.... todos corriendo alegremente hacia el desastre, unos por estupidez y comodidad, y otros por ambición egoísta del presente y desprecio del futuro. Unos creen que `ya lo arreglarán´ y otros `después de mi el diluvio´.

La Iglesia se pudre en decadencia mientras los fieles van a misa como si nada pasara y los obispos pactan y comen en la misma mesa en la que los masones y laicistas cavan la ruina de la religiosidad. Ese pacto infernal entre las masas y los malvados es el signo de los
tiempos, lo ha sido siempre.

Por eso el combate contra la decadencia es siempre un combate contra el signo del tiempo, es y ha sido en todo momento un combate heroico contra arriba y abajo.




EL GRAN ESTILO COMO TERMÓMETRO DE DECADENCIA.

Para detectar la enfermedad de la decadencia no hay nada mejor que analizar en que estado se encuentra el Gran Estilo, o sea como ve la sociedad los actos de estilo digno, hechos singulares de heroísmo o sacrificio, actos que muestran una entereza humana profunda, una sensibilidad excelsa y elegante, una alta consideración de lo humano, allí donde el comportamiento se hace honorable en extremo, ese Gran Estilo que distingue la Calidad humana. Ver donde el Arte es sensible, donde la generosidad florece y la respuesta a la grosería es la dignidad.

En la sociedad llamada `occidental´ actual, mejor sería llamarla materialista y vacia , podemos ver que todo aquello que se muestra al gran público es bajo y cutre, y aquello que podría reflejar en Gran Estilo es despreciado como `antidemocrático´, `extremista´, `no dialogante´, `elitista´, etc.

Hay a nivel de personas anónimas grandes hechos y heroicos comportamientos, seriedad y Estilo, pero todo ello se mantiene en el entorno privado, quedando para lo público la grosería más repulsiva, la vulgaridad, lo grotesco y chabacano, todo aquello que agrada a las masas más rebajadas y a la gente de gusto más grosero.

Ya no tiene sentido pedir la `palabra de Honor´, ni fiarse de una respuesta honorable, no hay lugar para la vergüenza ante el deshonor o la deuda impagada, no hay comportamientos nobles aunque sean a costa de perder cargos o prebendas, no hay ya rebeldes por lo alto sino por lo bajo. O sea, actualmente cuando alguien nos dice que es un rebelde suele significar que es aun más repulsivo, con gustos más repugnantes y bajo que lo que la sociedad admite, es la rebeldía por lo bajo. El rebelde que se jacta de ser transexual, drogadicto o partidario del más completo libertinaje. Lo que no hay es el Rebelde de antes, el que lo era porque consideraba a la sociedad ruin y rebajada y su rebeldía era contra la miseria del que dirán social frente a una conducta extravagante por lo noble y radical. Quevedo o Drieu la Rochelle, por poner dos ejemplos, Unamuno o Catón.... los que preferían la muerte o el destierro a ceder su ética. Ahora el perseguido pide recompensa o compensación económica, antes solo quería su Honor.

Ya no hay grandeza ni en la conducta ni en el Arte, y solo queda esa personalidad fuerte en individuos aislados sin repercusión social. La prensa es el patíbulo de lo grande y el vocero de lo mínimo, todo lo que sale en los medios de masas es ínfimo y gente rebajada y semianimalesca (con gran perdón para los nobles animales).




"Pero la más terrible experiencia del Kali-Yuga occidental es la que se obtiene examinando la psicología del europeo moderno, del homo urbanos típico. Se vé como las personalidades se pierden en el funcionarismo social, como se secan los corazones y se estrechan los cerebros, como se pierde la sensibilidad para las grandes ideas y las grandes pasiones. El filisteísmo, la cobardía, la falta de sinceridad y de voluntad, la mala conciencia, se han adueñado de todas las almas, y
los pocos espíritus vigorosos fracasan ante la hostilidad del medio.

El europeo es un hombre miserable física y espiritualmente, degenerado en la vida ciudadana, como los animales degenerados en la domesticidad.

Así la vida se ha empequeñecido, se ha hecho mezquina y cobarde, hipócrita, taimada, sin ideal. Así el tono general de la civilización europea es la bajeza".

Esta descripción exacta es de Risco, hace ya muchos años, y seguramente si hubiera conocido el mundo actual ni siquiera se hubiera molestado en criticarlo, pues no hubiera podido concebir el
grado de bajeza al que hemos llegado ahora.

lunes, 18 de octubre de 2010

"HOY QUIERO SER CHILENO, HOY SOY CHILENO" POR LUIS FERNANDEZ

Treinta y tres hombres enterrados bajo tierra. Treinta y tres almas angustiadas ante la posibilidad de no salir con vida de la mina en la que trabajaban. Treinta y tres seres humanos esperanzados ante el primer contacto y al saber que su país se volcaba para rescatarlos. Treinta y tres hombres “resucitados” por el trabajo y las oraciones de muchos.

De entre todas las imágenes que hemos visto y las palabras que hemos oído en estas últimas horas, lo que más me ha impresionado es el claro y nítido sentimiento cristiano de muchos de los allá presentes. Tanto de los que salían a la luz desde el fondo de las tinieblas, como de los que estaban arriba ayudándoles a volver a la vida. La camiseta que llevaban lo decía todo. Por delante, un mensaje de agradecimiento al Señor. Por detrás, la cita de un salmo.


Como bien dice Luis Alberto Jara en el artículo que ha escrito para InfoCatólica, hay que tener cuidado y no convertir a los mineros en lo que no son:

"El mundo ha caído a los pies de los mineros. Hoy ya son héroes. Y esto en parte es muy verdadero. Su sacrificio, aguante, espíritu de organización y testimonios de fe, son una muestra elocuente de las cumbres a que puede llegar la naturaleza humana, auxiliada por la gracia, en el camino de la virtud. Obviamente. Sin embargo, de ahí a canonizarles en vida me parece excesivo".

Como acertadamente apuntaba Luis Urzua, el último minero rescatado, en su charla con el presidente Sebastián Piñera -qué sana envidia me dan los chilenos de tener un presidente así-: “Bueno, Dios por algo hace las cosas. Y espero que esto sea para mejor. Para un Chile mejor“. A lo cual solo cabe decir amén.


En verdad estamos ante un país que ha dado una lección al mundo entero. No hace mucho que sufrió uno de los terremotos más duros de su historia. Y lo están superando. Tras ver lo ocurrido en Atacama se entiende cómo es eso posible. En verdad que la patria es una especie de gran familia en la que los hombres se sienten hermanados por encima de diferencias de tipo político y social. Y precisamente ahora que acabamos de celebrar a la Patrona de la Hispanidad, creo que no estoy muy lejos del sentir de la mayoría de los españoles si digo que sentimos lo ocurrido en Chile como algo muy nuestro. Sirva ello para que recordemos que la Hispanidad es una hija predilecta de la Cristiandad. Y que, por tanto, sin Cristiandad, no hay ni Hispanidad ni verdadera identidad nacional de los países que la conforman, empezando por la que muchos llaman Madre Patria. Y si alguien duda de lo que digo, que vuelvan sus ojos a la Mina San José.

Luis Fernando Pérez

http://infocatolica.com/blog/coradcor.php/1010141112-hoy-quiero-ser-chileno-hoy-so

domingo, 17 de octubre de 2010

viernes, 15 de octubre de 2010

EL NIHILISTA, EL HOMBRE DEL MAÑANA

¿Quien es el Nihilista?

El, es el hombre del mañana, un prototipo de ser humano creado por y para el sistema, un ser cuyos valores han sido invertidos y que ha sido programado en la doctrina del Pensamiento Unico como si de un bioandroide se tratara.



¿Cual es el pensamiento nihilista?

Ante todo un nihilista se distingue por su mentalidad autodestructiva y por su desprecio por la vida, el nihilista degrada la vida humana incluso por debajo de la vida animal, los hay que se declaran vegetarianos pero no dudan a la hora de defender la muerte de seres humanos mediante el aborto, la eugenesia o la eutanasia, su actitud frente a la familia es de total desprecio, habitualmente son seres desarraigados sin ningún interés procreativo y sin vínculos familiares estables.

El nihilista es soberbio y por eso se autoproclama su propio Dios, suelen ser sujetos apartidas, sin ningún vinculo nacional ni lealtad o apego por nada ni nadie, el nihilista es egoísta y por eso lleva su individualismo radical hasta las ultimas consecuencias, se suele declarar ciudadano del mundo o espíritu libre pero en realidad suele ser esclavo de su propia dinámica autodestructiva mediante diversas adicciones y vicios degenerativos.



El nihilista suele declararse ideológicamente de izquierdas, aunque cada vez son mas los nihilistas que se mueven en otro tipo de círculos ideológicos pues su forma de vida parasitaria es un mal endemico que se extiende como un cáncer por todo el tejido social, en definitiva el nihilista representa la involución última del ser humano en su camino hacia la autodestrucción, representa el desprecio por todo lo que hace digno al hombre, y resulta fundamental como arma devastadora de las estructuras tradicionales de organización del ser humano.


El nihilista es un agente mundializador, antirreligoso ,antipatriota y antivitalista, un penúltimo eslabón en la cadena que secuestrará, atará y esclavizará a todo el género humano en torno a la mentira personificada.

Por: Antonio M.R.

martes, 5 de octubre de 2010

"SE HA LIBERADO UN DEMONIO" POR JUAN MANUEL DE PRADA

Antes de acostarme vi el otro día en la televisión -concretamente en el canal Cuatro- un programejo infecto llamado After hours, cuyo asunto no era otro sino mostrar aberraciones sexuales al modo risueño o buenrrollista. Aparecía un tipo tumbado en una camilla al que una tipa disfrazada de enfermera grotesca le había pinzado las tetillas e introducido un catéter por el pene (en el colmo de la hipocresía, las imágenes de su pene sondado aparecían parcialmente veladas). El presentador del programejo infecto entrevistaba al tipo, con el mismo didactismo desenfadado con que -por ejemplo- en un programa de floricultura se podría entrevistar a una señora amante de la jardinería: el tipo nos desvelaba que tales prácticas monstruosas le proporcionaban inmenso placer, y el presentador inquiría particularidades sórdidas, mientras la tipa disfrazada de enfermera proseguía sus manipulaciones genitales ante el escrutinio de la cámara. Luego el programejo proseguía su itinerario -al parecer se trataba de mostrar las perversiones sexuales más abracadabrantes, para ilustrar a la audiencia-, en busca de otros pobres desgraciados que alcanzasen el orgasmo mediante procedimientos similares. El programejo infecto forma parte, al parecer, de una serie en la que se van exponiendo todo tipo de aberraciones sexuales como quien explica recetas culinarias; y en otros canales no faltan, al parecer, programejos del mismo tenor que compiten con este que yo vi, incrédulo de que puedan emitirse impunemente tales bazofias cochambrosas en canales que operan con licencia administrativa.

Lo más desasosegante del programejo infecto no era, sin embargo, el asunto que trataba (otro día, me comenta un amigo, se dedicaron a encomiar los presuntos gozos del intercambio de parejas), sino el intento de mostrar tal asunto como algo cotidiano, plenamente normal y aceptable. Las cloacas del alma humana, que tienen su desagüe en la sexualidad pervertida, siempre han estado ahí, confinadas en las mazmorras de la clandestinidad; la novedad consiste en sacarlas de su encierro sombrío, para mostrarlas con delectación morbosa, en su exhaustivo repertorio de inmundicia y bestialidad, como si tal cosa. Pero sacar a flote tales cloacas, exponiéndolas a la curiosidad pública como si fuesen aspectos naturales de la conducta humana, tiene un precio muy costoso: es como liberar un demonio que permanecía encadenado; y los demonios, una vez sueltos, son una marea negra que anega las conciencias, un cuchillo que apuñala las sensibilidades, un microbio que infecta los sueños. Y las conciencias anegadas, las sensibilidades acuchilladas, los sueños infectados engendran monstruos que, para ser aplacados, exigen su ración diaria de alimento; ración que, cada día que pasa, se incrementa, hasta acabar engullendo a quien los cobija.

Yo no veo apenas la televisión (y creo que exagero, pues no la veo nada), con lo que ignoro si existen muchos programejos como este execrable After hours en la actual parrilla televisiva. Sí veo, en cambio, mucho cine; y sé que este demonio se ha liberado y campa por doquier, cada vez más presente en películas que brindan alimento a nuestra conciencia enfangada, a nuestra sensibilidad acuchillada, a nuestros sueños purulentos. A veces estas películas no disimulan su propósito depravado y se limitan a mostrar mutilaciones con regodeo nihilista (la celebérrima Hostel podría ser un ejemplo canónico); otras veces disfrazan sus intenciones con una narrativa de vanguardia, con lucubraciones aparentemente sesudas, con un estilo propio de lo que antaño se llamaba cine de arte y ensayo, como si sus creadores pretendieran excusar sus excesos con la coartada de una brumosa denuncia: Funny games, de Michael Hanecke; Irreversible, de Gaspar Noé; Martyrs, de Pascal Laugier; Anticristo, de Lars Von Trier; A serbian film, de Srdjan Spasojevic, son exponentes de este cine al que me refiero, cada vez más frecuente, cada vez más brutal y descarnado en su exposición de cloacas infernales, en donde el horror de las imágenes (un horror que petrifica, como la contemplación de la Gorgona) se mezcla, en amalgama execrable, con la pornografía más extrema. Es un cine infiernado que, a la vez que acuchilla nuestra sensibilidad, la curte y embota, preparándola para el envite final, cuando ese infierno que se atreve a nombrar se enseñoree de nuestras vidas; exactamente igual que hacen -en otro plano más pedestre y cotidiano- programejos como ese infecto After hours al que antes me refería. Se ha liberado un demonio que ya nunca podremos encadenar; y su aliento criminal ya nos corroe, lenta e inexorablemente.


lunes, 4 de octubre de 2010