miércoles, 10 de diciembre de 2014

"¿SER MASÓN Y CATÓLICO? ¡IMPOSIBLE!" ENTREVISTA CON SERGE ABAD-GALLARDO, EX MASÓN.


Un libro-testimonio sobre la masonería, escrito por un antiguo masón, está dando mucho que hablar en Francia: J´ai frappé à la porte du Temple. Serge Abad-Gallardo era masón durante más de veinte años antes de encontrar descanso y la fe católica. Él relata su viaje en Yo llamé a la puerta del Templo. Para la revista Famille Chrétienne, levanta el velo sobre un mundo que califica de opaco.
«Se ha atrevido. Ha osado escribir sobre lo que nadie habla, sobre lo que a menudo se oculta. Corriendo el riesgo de levantar el velo sobre la masonería, aportando un testimonio. Su testimonio», introducía el pasado 2 de octubre L´Indépendant.
Su autor es un francés nacido en Marruecos en 1954 y de origen español, andaluz para más señas. Serge Abad-Gallardo, casado y con dos hijos, vino al mundo en una familia «católica, pero poco practicante», que tras la independencia del reino alauita se asentó en Francia en 1961. Con ello, su padre, contable de profesión pero también boxeador de alto nivel, pudo convertirse en campeón de Francia en 1951, y al año siguiente en campeón de Europa.
Finalmente sus padres se instalaron en Bastia (Córcega) en 1966, donde realizó sus estudios secundarios. En Marsella se licenció en arquitectura y empezó a ejercer como profesional liberal. Luego se incorporó a la función pública, con distintos cargos técnicos en Bastia, en Guayana, en la región de París, en la Costa Azul y, actualmente en Narbonne (Aude), donde trabaja en el área de urbanismo.
Pero fue al inicio de su carrera como funcionario, a los 33 años de edad, cuando un contacto profesional le llevó a ingresar en la masonería.

¿Por qué ingresó en la masonería?

Creo, simplemente, que me planteaba las mismas cuestiones que cualquiera sobre las razones por las que tenemos conciencia de estar en la tierra. Me pareció que la masonería podía tener respuestas. Además, me había alejado de la fe, en particular de la Iglesia. Y sobre todo creo que había en mí una cierta curiosidad por el «secreto masónico».

¿Cómo fue el primer contacto y en qué obediencia?

Fue una relación profesional, el gerente de una agencia inmobilaria, quien me propuso entrar en la masonería en 1988. Él tenía grado de oficial en una logia de Derecho Humano, que es una obediencia internacional y mixta. Yo me inicié en 1989, tras haber sido objeto de tres investigaciones y de las formalidades habituales.

¿En qué consisten?

Tres personas que tienen el grado de maestro se reúnen contigo y te preguntan sobre tu trayectoria personal, tus ideas filosóficas y socioeconómicas. Luego, si este paso es juzgado satisfactorio, se te invita al Templo masónico. Se te tapan los ojos, de forma que no ves ni las personas ni los lugares. Es entonces cuando debes responder a numerosas preguntas. Cuando te vas, los masones votan para aceptar o rechazar tu admisión. En mi caso, el voto fue unánime para aceptar mi candidatura. Luego pasé las pruebas de iniciación, que describo con precisión en mi libro J’ai frappé à la porte du Temple, parcours d’un franc-maçon en crise spirituelle (Téqui, París). No solamente cómo tienen lugar, sino cómo las viví yo.

Un proceso muy selectivo, según narra...

Las pruebas tienen lugar en el Templo y con los ojos vendados. Finalmente, tu padrino te quita la venda de los ojos y eres admitido entre los masones, con grado de aprendiz. Luego, al cabo generalmente de un año, pasas otras pruebas para convertirte en compañero. Entonces ya puedes hablar y participar activamente en los trabajos masónicos, porque como aprendiz, durante todo un año, estás obligado a un estricto silencio y se te encargan trabajos secundarios (poner y quitar los objetos del ritual para los trabajos, servir las comidas, lavar la vajilla, etc.). Un año después, pasas una nueva prueba para convertirte en maestro. Se trata, claro, de pruebas simbólicas.

¿Son tan impresionantes como se dice los ritos de iniciación?

Eso depende de las obediencias. Pero el objeto mismo de la iniciación, y de otras ceremonias para pasar al grado de compañero, y sobre todo de maestro, es sacudir la imaginación. Y, por tanto, impresionar.

¿Cómo?

En el Gran Oriente de Francia hay momentos un poco inquietantes, como cuando ponen la hoja de un cuchillo sobre el brazo del candidato (que tiene los ojos vendados) y se abre una botella de éter para que sienta el olor y parezca más creíble el anuncio de la ceremonia de mezclar su sangre con la del Venerable Maestro. Evidentemente, no hay corte, y eso es ficticio: en el momento preciso una voz se alza para interrumpir la ceremonia de la mezcla de sangres. ¡Pero eso lo ignora el candidato hasta el último momento, y piensa que realmente le van a hacer un corte en el antebrazo!

Eso en el Gran Oriente. ¿Y en Derecho Humano?

La primera prueba de iniciación es bastante impactante: tienes los ojos vendados, la música es ensordecedora y angustiosa (como la de una película de terror), se te empuja brutalmente a andar de un lado a otro, y se te detiene también brutalmente. Se te hace beber un brebaje dulce, luego uno amargo, luego los dos… Todo se hace para provocar en ti una inquietud. Del mismo modo, la primera cosa que ves cuando se te levanta la venda es una luz cegadora, e inmeditamente después, cuando los ojos se acostumbran... ¡las espadas de los masones apuntando hacia ti, diciendo que sus hojas amenazan a los traidores!

¿Qué le gustaba de la masonería?

La tarde de la iniciación, se te acoge con calor y fraternidad. Uno se siente honrado de formar parte de una sociedad secreta que te ha juzgado digno de estar entre sus adeptos. Más tarde, cuando te conviertes en maestro, conoces personas del ámbito político o administrativo que de otra forma jamás habrías conocido. Se tiene la impresión de formar parte de una élite de iniciados. También los símbolos son un objeto de estudio que puede parecer interesante.

¿Hay un ambiente de libertad en las logias?

En principio, la palabra es libre, y por tanto parece interesante poder expresarse libremente e intercambiar ideas. Pero pronto uno se da cuenta de que la palabra sólo es libre en el marco de lo que en mi libro denomino «la palabra masónicamente correcta». Es decir, uno no puede expresar fácilmente, y menos aún defender, convicciones direrentes a las sostenidas por la masonería (por ejemplo, sobre el matrimonio homosexual, la familia, el aborto, la eutanasia, etc.). Si eso sucede, uno queda enseguida en minoría, si es que no es objeto de burlas.

¿Dónde queda entonces la fraternidad?

La fraternidad resulta sobre todo de un sistema de influencia interna a fin de que algunos puedan acceder a ciertos poderes masónicos. Hay clanes. Por supuesto conoces también personas sinceras con quienes se pueden crear lazos de amistad.

¿Qué era lo que menos le gustaba de la masonería cuando estaba dentro?

Tanto en Derecho Humano como en el Gran Oriente, que también frecuenté, el anticlericalismo que existe en las logias. Se trata a veces incluso de cristianofobia.

¿Otros masones lo experimentan de la misma forma?

El pasado 4 de noviembre participé en un programa de Radio Courtoisie sobre la incompatibilidad entre el compromiso masónico y la fe católica, y una oyente llamó para decir que también ella había dejado la obediencia de Derecho Humano por el anticlericalismo que había encontrado.

Y usted había entrado, sobre todo, por razones digamos «espirituales»...

No encontré ninguna espiritualidad real en la masonería, y menos en los altos grados por encima de maestro.

Supongo que usted ha leído el testimonio de Maurice Caillet, en Yo fui masón...

Conozco muy bien a Maurice Caillet, con quien estoy habitualmente en contacto. Es un hombre fuera de lo común y de una gran valentía, y también de un gran rigor moral. Tengo un gran aprecio por él y por su esposa. Sé lo que él ha sufrido a causa de la masonería y cuáles han sido los problemas y amenazas que ha padecido.

Él explica muy bien el funcionamiento de la hermandad entre los masones para la promoción profesional. ¿Lo vivió usted también?

Yo jamás utilicé directa y voluntariamente las redes masónicas para obtener promoción profesional. No va con mi carácter. Pero, por ejemplo, el puesto que ocupé en la Guayana me fue comunicado por un masón. Y el presidente de la institución que me empleaba era también masón. Yo no lo sabía. Por entonces yo tenía una firma «masónica». No hay duda de que ese presidente se dio cuenta y me escogió con preferencia a otros por mi pertenencia a la masonería. Nada más contratarme, me confesó su pertenencia al Gran Oriente de Francia.

Es decir, la red funciona...

En mis diversas funciones, fui requerido muchas veces por masones. Pero jamás entré en juegos de poder. Es una de las cosas que me decepcionaron de la masonería.

¿Cuál es la estructura masónica, los famosos «grados»?

Hay que diferenciar entre grados y oficios. En cuanto a los oficios, hay que tener el grado de maestro para ocuparlos. Cuando me convertí en maestro, rápidamente tuve puestos de oficial: Gran Experto, Maestro de Ceremonias, Segundo Supervisor, Orador, Venerable Maestro, etc. Si hablamos de grados, hay dos niveles: primero, las «logias azules», donde se encuentran los aprendices (1º grado), los compañeros (2º grado) y los maestros (3º grado); y segundo, los Altos Grados, que se supone son más espirituales, más esotéricos. Es a ese nivel donde se encuentra el aspecto más oculto de la masonería.

¿Cómo se entra en ese nivel?

No se puede pedir el ingreso en los Altos Grados. Al contrario, pedirlo es un riesgo cierto de que te rechacen. La única posibilidad es ser cooptado por masones que te juzguen digno de ello. Esos altos grados se reparten entre el 4º y el 33º, siendo los grados 31º, 32º y 33º puramente administrativos. El masón de 4º grado es pues superior, en el plan iniciático, a un maestro que sólo esté en el tercer grado. El 4º grado es el de «maestro secreto».

¿A qué nivel llegó usted?

Dimití tras unos años de integrar los altos grados, cuando había alcanzado hacía algún tiempo el 12º y debía pasar al 14º. Sus nombres son totalmente ridículos, pero significan el aspecto hermético de la masonería: 4º, Maestro Secreto; 5º, Maestro Perfecto; 6º, Secretario Íntimo; 7º, Preboste y Juez; 8º, Intendente de la Construcción; 9º, Maestro Elegido de los Nueve; 10º, Ilustre Elegido de los Quince; 11º, Sublime Caballero Elegido, 12º, Gran Maestro Arquitecto... Me faltaban casi 18 grados para alcanzar el grado 30. Estaba pues haciendo mi camino en los altos grados.

¿Es cierto que los grados inferiores ignoran quiénes son los grados superiores?

Como usted dice, los masones de grados «inferiores» no saben nada sobre los grados «superiores». En efecto, los masones que están en los grados inferiores (en las logias azules) no saben quién está en los Altos Grados, ni cuáles son sus símbolos o la naturaleza de sus trabajos. E incluso cuando formas parte de esos Altos Grados, no sabes quién, dentro de ellos, está por encima de ti. En este punto, la masonería tiene un funcionamiento muy estanco y cultiva el «secreto dentro del secreto».

¿No enrarece eso el clima?

Tienes la sensación de estar siendo constantemente observado por personas que te «juzgan» o valoran tu capacidad para pasar a un grado superior. Pero tú no conoces las «reglas del juego», porque los contenidos de los grados superiores, desde que eres aprendiz, jamás se te comunican antes de que accedas a ellos.

¿Por qué decidió dejar la masonería?

Creo que se trató sobre todo de una experiencia de fe. Ser masón y católico: ¡Imposible! Es verdad que había ciertas cosas que no me gustaban en la masonería. Pero no existe ningún grupo humano ni ideología que sean perfectos. Sólo Dios es a la vez perfecto e infinito. No hay que olvidar que somos imágenes suyas, aunque muy imperfectas. En realidad, mi decisión de abandonar la masonería y mi retorno a la fe están vinculados. Dimití, sobre todo, porque me di cuenta de que no podía buscar a Dios en la masonería. Y luego está, claro, la cuestión de Cristo.

¿A qué se refiere?

El Cristo que invocan los masones no es para nada el Cristo de los cristianos. Para ellos es un sabio, un filósofo, como mucho un gran iniciado (¡!). Mientras que, para los cristianos, Él es Dios encarnado, muerto en la Cruz para salvarnos. Sólo cuando comprendí, primero intuitivamente, luego con mi inteligencia, y luego con mi corazón y mi espíritu, que el camino masónico era incompatible con mi relación con Cristo, o que constituiría un obstáculo en el camino que Él me pedía seguir, decidí dimitir.

¿Puede relatarnos su conversión personal al catolicismo?

Puesto que yo estaba bautizado, no fue realmente una conversión, sino un retorno a la fe. Aunque la conversión de un cristiano dure toda la vida. Pienso que el sacramento del bautismo actuó y me llevó hacia la luz de Cristo, y al mismo tiempo me alejó de la luz artificial, simplemente humana, de la masonería. La palabra luz es evocadora. Porque la masonería está íntimamente ligada a lo que en Francia denominamos Las Luces. Mientras que el cristiano utiliza la palabra Luz, en singular.

¿Cuál es la diferencia?

Pues que, si bien pueden existir «luces» diversas, sólo son humanas. Por el contrario, Dios es «la Luz». Los masones, aunque lo mencionan mucho, no han comprendido el primer versículo del Evangelio de San Juan : «Y la luz se hizo en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron» (Jn 1,5). ¡Como se ve, es una cuestión de «una» Luz, y no de «las» Luces!

¿Cuánto duró su proceso de retorno a la Fe?

Un periodo bastante prolongado. Me resistí durante mucho tiempo a la llamada de Cristo. Nunca he hecho rápidamente las cosas importantes. ¡Y estaba muy ciego! Tenía necesidad de estar seguro de que tomaba el camino correcto. Conocí a un sacerdote franciscano hace unos quince años. Fue una revelación. Tuve entonces la certeza de la presencia de Cristo en mi vida. Volví a rezar.
Luego, algunos años después, escuché la voz de Cristo en una capilla. Y como todavía me resistía, pese a todo, a Su Amor, recibí en Lourdes una gracia particular e inesperada. Fue entonces cuando decidí, ante el increíble acontecimiento que acababa de vivir, hacer un retiro en una abadía. Allí comprendí que Cristo me buscaba más que yo a Él. Y entonces, simplemente, le amé, con un amor inmenso, lamentablemente muy débil ante Su Amor por nuestra pobre humanidad.

¿Puede hablarnos de esa experiencia en Lourdes?

Describo todo esto en mi libro. No me gusta hablar de ello, porque es una experiencia muy personal. Pero tenía que decirlo. Después de todo, no me pertenece.

¿Sufrió algún tipo de amenaza cuando abandonó la masonería?

No exactamente. No puedo decir que me hayan amenazado. Maurice Caillet cuenta que a él, sí. Y una mujer, autora de un libro sobre la masonería que cito en el mío, dice que ha sufrido amenazas físicas. En cuanto a mí, ¡ya veremos en el futuro! Por el momento, lo que sí puedo asegurar es que todos los masones que conocía me han dado la espalda. Ni uno me llama por teléfono. Algunos me evitan por la calle. Lo lamento sinceramente, y rezo por ellos. Sólo mantengo contacto con tres o cuatro con quienes tengo lazos de amistad, más que masónicos. ¡Veremos si dura !

¿E insultos?

Insultos, sí, en ocasiones muy virulentos, por parte de algunos masones. Lo que más molesta a los masones es la publicación de mi libro y las conferencias que estoy pronunciando. Esto confirma que no es fácil expresar con comodidad una opinión contraria a la doxa masónica. Significa igualmente que mi libro dice verdades que molestan realmente a la masonería.

¿Intentaron disuadirle de que se fuera?

Algunos hermanos y hermanas de los Altos Grados me pidieron que reflexionara antes de irme, e intentaron convencerme de que me quedase. Tuve discusiones francas y serenas con ellos, pero me era imposible quedarme en la masonería. La llamada de Cristo era demasiado fuerte, y los dos caminos demasiado incompatibles.

¿No es compatible la pertenencia a la masoneria con ser cristiano?

Si uno es totalmente sincero, no se puede en absoluto ser masón y cristiano, y menos aún católico. Explico en mi libro, y aún más en mis conferencias, mediante numerosos ejemplos tomados del ritual y de la filosofía masónicos, las razones de esta incompatiblidad.

Incluso canónica...

La Iglesia sigue excomulgando a los católicos que sean masones. Esta excomunión se basa sobre numerosos puntos fundamentales de incompatibilidad. Se trata de una decisión que la Iglesia ha madurado, tras haber estudiado los rituales. Yo lo confirmo tras una experiencia de veinticinco años en la masonería.

¿Qué razones doctrinales hay para esa oposición?

Un ejemplo: para la masonería, la Verdad es subjetiva, cambiante, contingente, inmanente y construida poco a poco por el ser humano. Para la Iglesia, la Verdad es objetiva, definitiva, establecida, trascendente, esencialmente divina. Ahora bien, no se puede creer en dos versiones antinómicas de la Verdad. No se puede tener fe en una cosa y en su contraria: o la Verdad viene de los hombres, o viene de Dios.

Antes mencionaba usted también discrepancias en temas morales...

Sí, es otro caso: la masonería no reconoce una moral divina. No hay ninguna referencia a la ley natural en la masonería. La moral es cultural, social y cambiante. Mientras que la Iglesia reconoce la moral y la ley naturales en cuanto que vienen de Dios. Para la Iglesia, hay una definición precisa del Bien y del Mal. No así para la masonería, para quien son dos ideas cambiantes. Además, los fundamentos filosóficos de esta antinomia tienen implicaciones prácticas que hacen imposible la «doble pertenencia», como el aborto, el divorcio, el matrimonio, etc. Sobre este último punto, por ejemplo : para la Iglesia el matrimonio es un sacramento eterno. Para la masonería, es una unión revocable.

Es conocida la influencia de la masonería en la política francesa. ¿Hay mucha diferencia segun quién gobierne?

En principio, no hay diferencia política entre derecha e izquierda en relación a la masonería. Pero, en la práctica, es evidente que la masonería, en Francia, tiene una referencia muy escorada a la izquierda. También actúa en la derecha, pero de manera más discreta y, sobre todo, menos eficaz.
Por ejemplo, en mi libro demuestro que los dos gobiernos franceses bajo la presidencia de François Hollande, el de Jean Marc Ayrault y el de Manuel Valls, incluyen un número anormal e increíblemente alto de masones. Ahora bien, son precisamente estos gobiernos los que han traído las leyes sobre el matrimonio homosexual, el intento de imponer la ideología de género en las escuelas, y el debate sobre las madres de alquiler. O la transformación de la laicidad en secularización de la sociedad. Todo induce a pensar, en efecto, en una importante infuencia real de las ideas masónicas en la vida política. Porque esas ideologías nacen de las ideas de la masonería, que está en una especie de «revolución social permanente».

Es la ideologia relativista, dueña y señora de Occidente...

La ideología relativista es el fundamento mismo de la distorsión masónica. No es pues sorprendente que se haya instalado en Occidente, y en particular en Francia, donde la masonería, y en particular su obediencia mayoritaria, el Gran Oriente, mantiene desde hace trescientos años una lucha feroz contra la Iglesia católica.

¿Y eso lo reconocen los masones?

Vincent Peillon, ex ministro socialista en el gobierno Ayrault, explica claramente en sus escritos y entrevistas hasta qué punto el ideal masónico, sobre todo desde principios del siglo XX, está en el origen del envío de maestros a la Francia rural, con el fin de oponerse a los sacerdotes y fundar una ideología relativista con un fondo de anticlericalismo. También lo dice, sin ambigüedad alguna, Paul Gourdeau, antiguo gran maestre del Gran Oriente de Francia, a quien cito en mi libro: para la masonería, se trata de un combate contra la fe cristiana. ¡Para la masonería, no se trata de una cuestión de detalle, sino de una visión global de la sociedad !

Por último, ¿ha encontrado en la Iglesia la respuesta a sus inquietudes?

Para ser totalmente claro, yo no tenía inquietudes. Si simplemente hubiese tenido una inquietud existencial, habría podido ser colmada por la labor o el ritual masónicos, o ¿por qué no ? por una sencilla psicoterapia. No es eso: yo buscaba. Buscaba a Dios. Que nuestra presencia en la tierra resulta de la voluntad de nuestro Creador, eso es una evidencia. Pero hay que saber qué poner bajo esa palabra. Incluso Jacques Monod, premio Nobel e inventor de la teoría del Azar o la Necesidad como explicación de la vida, reconoció que la complejidad de la vida era tal que no podía ser resultado sólo del azar, y todavía menos de la necesidad.

¿Y encontró a ese Dios?

Para mí, la cuestión era saber si ese Creador es el dios de los masones, es decir, el Gran Arquitecto del universo, una especie del Relojero de Voltaire, un principio indefinido... o bien el Dios Todopoderoso, a la vez «Elohim el Creador, Yahvé el Dios amante, Adonaï el Dios Todopoderoso». Es decir, el Dios de los cristianos: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Encontré que Dios no es un vago principio. Es ante todo un Dios personal, a quien me puedo dirigir, que escucha mis oraciones, a quien adoro, y que nos ama hasta el punto de haber descendido a la Tierra para morir en la Cruz por nuestra redención.
Lo que encontré en la Iglesia, que no se puede encontrar en la masonería, es el camino que lleva a Dios: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí» (Jn 14, 6). Ésa es la Verdad esencial que Jesús nos trae y que la masonería nos quiere negar. El objetivo explícito de la masonería es prometer a todos la felicidad en la tierra. Soy testigo de que fracasa en ese objetivo.

Y usted, ¿es feliz?

Para responder a su pregunta: sí, soy feliz. Pero no en el sentido en el que lo entendería la masonería. Porque soy feliz como se es feliz cuando uno se sabe real y auténticamente amado. Amado por Dios. Como es el caso de todos los hombres y de todas las mujeres. ¿Cuándo querrán unos y otras abrir su corazón al Señor?

domingo, 23 de noviembre de 2014

LA ONU PROPONE ABORTO, ANARQUIA SEXUAL Y LEGALIZACION DE LAS DROGAS COMO MEDIDAS PARA REDUCIR LA POBLACIÓN

Hay más personas jóvene en el mundo ahora, de lo que jamás hubo antes. Según el último informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés), esto representa una oportunidad sin precedentes para el progreso, pero sólo si las futuras generaciones son menores.
Richard Kollodge
Richard Kollodge editor del “State of World Population 2014″







La prescripción del UNFPA para asegurar un “dividendo demográfico” incluye aborto libre para adolescentes, eliminando la edad de consentimiento, leyes para regular las drogas y la prostitución, y menor participación de los padres en la formación sexual de sus hijos.
“Los jóvenes requieren un amplio abanico de servicios de salud sexual y reproductiva, incluyendo… cuidado del aborto seguro,” dice el Estado de la Población Mundial 2014, publicado el martes. De acuerdo con el UNFPA, los sistemas legales de la mayoría de los países están atrasados respecto de los compromisos que hicieron en los tratados de Derechos Humanos, y deben “ponerse al día con las realidades de jóvenes y adolescentes.”
Ningún tratado de Derechos Humanos menciona el aborto, ni obliga a los países a desproteger a sus jóvenes frente a la oferta de “servicios sexuales y reproductivos”.
Inquieta particularmente al UNFPA las leyes que consagran edades mínimas de consentimiento, requiriendo permiso expreso de los padres para acceder al aborto, anticonceptivos u otros servicios como el intercambio de agujas para usuarios de droga.
“Las leyes de Edad de consentimiento contradicen la idea de que los jóvenes deberían participar en las decisiones que les afecten, según la evolución de sus capacidades,” dice el informe, equiparando la participación en la toma de decisiones con el control unilateral.
El UNFPA también critica las leyes contra “la actividad homosexual, el uso de drogas, y la venta de sexo o el trabajo sexual,” basándose en que “afectan de forma particularmente dura a los jóvenes que ejercen su salud sexual y reproductiva, y sus derechos reproductivos.”
Preferiblemente, los padres deberían ser la primera fuente de información y guía sobre la sexualidad, admite el informe, pero esto “no ocurre como debería.” Para el UNFPA, los padres a menudo “no saben cómo hablar con sus hijos sobre estas materias.”
El reporte propone que el comportamiento positivo entre los jóvenes “puede ser influenciado por intervenciones políticas, como flexibilizar la edad de consentimiento o el consentimiento parental en el acceso de los adolescentes a tales servicios.”
Mientras la principal inquietud del UNFPA es frenar el crecimiento demográfico, su enfoque hacia los jóvenes se asiente en el lenguaje de los Derechos Humanos, eliminando posibles obstáculos para la consecusión de sus objetivos políticos. Los jóvenes no son sólo objetivos de este enfoque, pero además son reclutados para ser sus proponentes. Esto significa enviarles mensajes que no escuchan en sus hogares o sus comunidades.
Sin embargo, la premisa de que reducir la fertilidad de los países en desarrollo los catapultará hacia la prosperidad es cuando menos cuestionables. Países con baja fertilidad y una población que envejece enfrentan cada vez más cargas financieras, en la medida en que los ancianos demandan mucha mayor ayuda que los niños.
Los economistas han advertido que la disminución de la fertilidad tiende a seguir, en vez de preceder, al incremento de la prosperidad económica, motivo por el cual el «dividendo demográfico» se presentó más pronunciado en Asia que en América Latina u otras regiones en desarrollo.
Mientras que el informe reconoce que el estancamiento económico y la falta de educación u oportunidades laborales frenan el avance de los jóvenes, su interés principal es que la pobreza puede ser un poderoso obstáculo «para obtener lo necesario para que puedan gozar de salud sexual y reproductiva y ejercer sus derechos reproductivos».
En suma, el informe del Fondo de Población afirma que la clave para el desarrollo es garantizar que la conducta sexual de los adolescentes no sea supervisada, que sea irrestricta, que se la financie con dinero público, y, sobre todo, que no sea procreadora. ElUNFPA postula que la imposición de la anarquía sexual en los jóvenes garantizará su bienestar y el del mundo entero.

jueves, 20 de noviembre de 2014

"CRISTO REY Y GABRIEL GARCIA MORENO" POR GERMÁN MAZUELO-LEYTON

En 1517 el monje agustino Martín Lutero inició con la Reforma la rebelión de lostiempos modernos contra Dios, causando la división de la Europa cristiana.
La revolución protestante de Alemania se extendió a Francia, allí echó raíces bajo la forma jansenista. Durante esa misma época la Providencia suscitó las primeras profecías de los tiempos modernos: las revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús a santa Margarita María de Alacoque en 1675.
Fue a través de la vidente de Paray le Monial que Nuestro Señor hiciera una petición al rey Luis XIV: «Haz saber al hijo mayor de mi Sagrado Corazón, que así como se obtuvo su nacimiento temporal por la devoción a los méritos de mi Sagrada Infancia, así alcanzará su nacimiento a la gracia y a la gloria eterna, por la consagración que haga de su persona a mi Corazón adorable, que quiere alcanzar victoria sobre el suyo, por su medio sobre los de los grandes de la tierra. Quiere reinar en su palacio, y estar pintado en sus estandartes y grabado en sus armas para que queden triunfantes de todos sus enemigos, abatiendo a sus pies a esas cabezas orgullosas y soberbias, a fin de que quede victorioso de todos los enemigos de la Iglesia».
El monarca desdeñó el pedido de Nuestro Señor y, en el siglo posterior, la Revolución Francesa arrasó con Francia. En 1792 su descendiente Luis XVI encarcelado en la torre de la prisión del Temple recordó la petición del Corazón de Jesús hecha a su abuelo y quiso cumplirla, pero era demasiado tarde. En enero de 1871, durante la invasión prusiana de Francia, un grupo de notables franceses elaboró ​​un «Voto Nacional», así, finalmente la «hija predilecta de la Iglesia» respondió a la petición del Señor, haciendo el voto de construir la Basílica del Sagrado Corazón en la Colina de los Mártires (Montmartré).
Durante el siglo XVIII, las logias masónicas habían difundido a lo largo y ancho de la América hispana el espíritu anticristiano, racionalista y libertario de la Ilustración. Los «libertadores» como Bolívar, O´Higgins, San Martín, Sucre y otros fueron miembros de alta graduación en la Francmasonería.
La «gesta libertaria» de los países hispanoamericanos, no fue sino una descomposición de la unidad real que se había verificado -«de México a la Patagonia»- bajo la Corona española durante tres centurias. Unidad irrecuperable una vez quebrada ésta. Los nuevos países surgieron planteándose la soberanía popular como «la antinomia de la soberanía de Dios sobre la sociedad», en un arco de caos político y social, y de una economía subdesarrollada, totalmente dependiente de fuentes externas, que se gestaron en el tránsito «del Evangelio a la Ilustración liberal» en la vida pública.
Jacques Maritain desvela el inicuo proyecto del ideólogo de la Revolución Francesa, Rousseau, como la consumación del propósito de Lutero que fue «laicizar el Evangelio y conservar las aspiraciones humanas del cristianismo suprimiendo a Cristo», o, en otras palabras, el leitmotiv de la Revolución estribaba en «inventar un cristianismo separado de la Iglesia de Cristo (…) cuya inmensa putrefacción envenena hoy al universo».
El 25 de marzo de 1874, en el Ecuador, su católico y heroico presidente, Gabriel García Moreno ponía su país a los pies de Cristo Rey.
Presidente de una nación que acababa de conseguir su independencia, su ideario era construir un Estado impregnado del espíritu del Evangelio. «Su espléndida fe, su gran cultura histórica y religiosa, la presión incesante, y más de una vez revolucionaria, de los liberales y de los radicales, hostiles al partido conservador de García Moreno y a la civilización cristiana que éste pretendía implantar en pleno Siglo de las Luces, y, en suma, los peligros que corría aquella frágil república, minada en el interior y asediada desde el exterior, todo se concitó para impulsar a García Moreno a emprender una transformación profunda del joven Estado, dotándolo de una armadura o, por mejor decir, de un alma» (Enrique Rollet).
García Moreno desde su más tierna infancia había profesado una intensa devoción al Sagrado Corazón insuflada por los padres de la Compañía de Jesús, quienes la habían hecho arraigar en el Ecuador, merced a su intenso apostolado.
Dice el Padre Alfredo Sáenz S.J.: «Desde que asumió la presidencia recordó que entre las peticiones del Corazón de Cristo a sus escogidos estaba la consagración de las naciones como tales. En doscientos años ninguna nación lo había hecho. Él se propuso llevarla a cabo oficialmente en su propia patria». (Arquetipos cristianos, cap. 10), como requería la petición hecha por Nuestro Señor a Luis XIV, con la consagración del Jefe de Estado, lo que llevó al Ecuador a ser conocida como «la República del Sagrado Corazón».
Gabriel García Moreno quiso reflejar con hechos la doctrina católica, promulgando una Constitución «que no era sino el reconocimiento formal de la soberanía de Cristo y de su Iglesia», en la que la masonería era proscrita.
Cristo Rey y Gabriel García Moreno
«Pues que tenemos la dicha de ser católicos, seámoslo lógica y abiertamente; seámoslo en nuestra vida privada y en nuestra existencia política. Borremos de nuestros códigos hasta el último rastro de hostilidad contra la Iglesia, pues todavía algunas disposiciones quedan en ellos del antiguo y opresor regalismo (supremacía del Estado sobre la Iglesia), cuya tolerancia sería en adelante una vergonzosa contradicción y una miserable inconsecuencia» (Mensaje al Congreso en 1893).
Desde la firma de un Concordato con la Santa Sede le habían declarado «la guerra frontal el liberalismo y la masonería». Una confabulación denigratoria y calumniosa de su visionaria gestión de estadista católico a través de la prensa liberal extranjera, condujo luego a truncarla con su asesinato el Primer Viernes de agosto de 1875. Saliendo el Presidente García Moreno de la Catedral de Quito después de efectuar una visita al Santísimo fue martirizado con catorce puñaladas y seis balazos. «¡Qué fortuna para mí, Santísimo Padre, -le escribió a Pío IX- la de ser aborrecido y calumniado por causa de Nuestro Divino Redentor, y qué felicidad tan inmensa para mí, si vuestra bendición me alcanzara del cielo el derramar mi sangre por el que, siendo Dios, quiso derramar la suya en la Cruz por nosotros!».
Gabriel García Moreno aparece en la historia de Hispanoamérica como un precursor aborrecido por su fe, y «un magnífico arquetipo del estadista católico».
Germán Mazuelo-Leytón

http://www.adelantelafe.com/cristo-rey-y-gabriel-garcia-moreno/

martes, 18 de noviembre de 2014

"EL PARTIDO DEL MUNDO EN LA IGLESIA" POR ALBERTO RAMON ALTHAUS

El Apokalypsis nos habla del surgimiento de dos Bestias una procede del mar; distintos autores han identificado el mar con el terreno de la política y la otra Fiera surge de la tierra que es el terreno de la religión. Ahora imaginemos que se produce un enfrentamiento en el mar y un enfrentamiento en la tierra pero aquellos que debían dar el combate en la tierra, en dónde se desarrollaba la batalla principal, salen corriendo a subirse a un barco y llevar a cabo la lucha en el mar.
Si pierden la batalla en la tierra no tendrán dónde regresar. ¿Por qué abandonan la tierra para dar la lucha en el mar? Eso debe responderlo cada uno pero lo cierto es que la batalla principal se está llevando a cabo en el terreno religioso pero muchos católicos, estos últimos dos años, se han dedicado casi exclusivamente al tema de la política. Han decidido no combatir en estos años en el terreno religioso y sí combatir en el terreno de la política. Si la religión católica resiste la batalla que se está realizando en su interior, incluso en ese caso, Dios muy bien podrá preguntarles: ¿Por qué han corrido al mar a combatir cuando lo principal del combate se llevaba a cabo en la tierra? ¿No sabían que si perdían la tierra no tendrían a dónde regresar?
En el interior de la Iglesia Católica se está llevando a cabo una lucha muchas veces silenciosa, otras veces, prudentemente silenciada entre dos grupos que son en realidad dos Iglesias diferentes (dos Mujeres diría el Apokalypsis), con diferentes creencias sobre teología de la historia, relaciones Iglesia – Mundo, familia católica, mandamientos y sacramentos, con una distinta disposición frente a la tradición y los dogmas (una de esas comunidades busca conservar lo que queda siguiendo en estos el mandato de Dios a la Iglesia de Filadelfia: “Yo volveré pronto: conserva firmemente lo que ya posees, para que nadie pueda arrebatarte la corona” (Ap. 3, 11), la otra, por el contrario, busca reformar lo que pueda para ganar el mundo), tienen enfrentadas visiones sobre la relación Iglesia y Estado y una muy distinta comprensión de las verdades reveladas, de la realidad histórica y de los signos de los tiempos.
Luego, como formando un grupo aparte pero adaptándose a cualquier cambio que quiera introducir la jerarquía en la Iglesia, se encuentran los católicos normalistas, éstos niegan que existan reales problemas de comunión en cuanto a la praxis y a la doctrina en el interior de la Iglesia; son los que obedecen ciegamente a la jerarquía sin preocuparse si es correcta la política elegida para lleva adelante la nueva evangelización en distintos temas, por ejemplo, el de la familia católica; se niegan a ver, oír y entender, para ellos todo lo que pasa en el interior de la Iglesia no tiene en realidad gran importancia porque están segurosde que: “(…) las puertas del Infierno no prevalecerán (…)” (Mt. 16, 18) y de que Cristo estará siempre con los sucesores de Pedro y con ellos “(…) hasta el fin del mundo” (Mt. 28, 20), frases que son interpretadas como un reaseguro de que cualquier medida que tome la jerarquía de la Iglesia no pondrá en peligro la fe en Cristo ni a la institución; son en gran medida tibios y cómodos en cuanto a los acontecimientos que suceden en el interior de la Iglesia, todo parecería que les viene bien, no creen que sea posible que la Iglesia oficial de alguna manera adultere sus enseñanzas, son los que se niegan a dar combate en el terreno religioso y subordinan su fe a las nuevas directivas que pudieran recibir de la jerarquía de la Iglesia como si se tratara de Dios mismo, sin tener en cuenta si estas directivas o proyectos de directivas contradicen la tradición y la doctrina de la Iglesia.
II.- La batalla en la tierra, las dos Iglesias
Como dijimos en la introducción a este trabajo, en el ámbito de la Iglesia Católica podríamos decir que hay tres grupos de católicos: los progresistas, los conservadores y los normalistas; los dos primeros están enfrentados en un combate muchas veces silencioso y no reconocido públicamente por la Iglesia. Explicaremos a continuación qué piensa y cómo actúa cada uno de ellos.
Entre católicos progresistas y conservadores podría decirse que casi no existe comunión, hay sí un cierto ecumenismo interno, en el sentido de que ambos se pueden sentar a discutir distintos temas pero la pregunta es si no son ya dos Iglesias diferentes dentro de una misma llamada católica.
Pero, también, existen persecuciones públicas por parte de los progresistas hacia los conservadores. Como dijimos, la presencia de dos religiones diferentes en una misma Iglesia no impide, a veces, cierta civilización en el trato y cierto ecumenismo interno pero la lucha que lleva a cabo cada una de esas comunidades religiosas por desplazar a la otra del ejercicio del poder y de la política eclesiástica, muchas veces, deja poco espacio para los buenos modales; que nos desmientan sino el obispo destituido de Paraguay: Rogelio Ricardo Livieres Plano; el arzobispo de Madrid: Antonio María Rouco Varela; la mayoría de los miembros de la Conferencia Episcopal de Estado Unidos con la designación como arzobispo de Chicago del obispo Blase Cupich; las tres destacadas personalidades curiales transferidas a cargos de menor rango: el cardenal Mauro Piacenza, el arzobispo Guido Pozzo y el obispo Giuseppe Sciacca, considerados por su sensibilidad teológica y litúrgica entre los más “ratzingerianos” de la curia romana; también parecería signada la suerte del arzobispo español Celso Morga Iruzubieta, miembro del Opus Dei y secretario de la Congregación para el Clero, destinado a dejar Roma por una diócesis ibérica que no es de primer nivel; el purpurado estadounidense Raymond Leo Burke, quien de prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica no sería promovido – como fantasearon algunos en el mundo web – a la difícil pero prestigiosa sede de Chicago, sino que sería degradado al pomposo – pero eclesiásticamente modestísimo – título de “cardenal patrono” de la Soberana Orden Militar de Malta; los expulsados de Radio María: el reconocido Profesor Roberto de Mattei y los periodistas Alessandro Gnochi y Mario Palmaro; el arzobispo José Luis Mollaghan, hasta hace poco arzobispo de Rosario, República Argentina, trasladado a una pequeña oficina curial que ni siquiera existía sino que, según nuestras últimas informaciones, está solo bajo erección para formar el comité de examen de las apelaciones de los clérigos para “delicta graviora”; el Profesor Antonio Caponnetto, perseguido por su fe; los Franciscanos de la Inmaculada y las hermanas de la Inmaculada, intervenidos; por citar solo algunos ejemplos [1].
Otra muestra de la división interna entre conservadores y progresistas es que en el Sínodo de la Familia 2014 los encargados no logran redactar una Relatio para el Sínodo en la que estén presentes en comunidad de doctrina y de praxis las posiciones de conservadores y progresistas, es más, la división se manifiesta en que no pueden redactar un simple documento sobre un proyecto de familia católica para proponer en comunidad a la Iglesia.
Así, en lo que se refiere a la redacción de la Relatio el “(…) cardenal estadounidenseRaymond Burke, prefecto de la Signatura Apostólica. En una entrevista en Il Foglio indica que “algo no funciona si la información es manipulada de modo que se da realce solo a una tesis”, en este caso lo defendido por Kasper. Advierte que “algunos sostienen la posibilidad de adoptar una praxis que se separa de la verdad de la fe” y que “un número consistente de obispos no acepta las ideas de apertura, pero pocos lo saben” por el silencio que se impone a unas tesis y el altavoz que se da a las otras. Por ello, pide claramente un pronunciamiento del Papa “que sólo podrá estar en continuidad con la enseñanza que la Iglesia ha dado durante toda su historia”. [2].
Un peso pesado del colegio cardenalicio, Camilo Ruini, también ha advertido de los riesgos que corre la Iglesia si se deja arrastrar por el aire de los tiempos sin mantenerse firme a sus principios. Así, indica que “debemos ser muy prudentes, en lo que atañe al matrimonio y a la familia, modificando las posiciones que el magisterio propone desde hace tiempo y con tanta autoridad: en caso contrario, las consecuencias sobre la credibilidad de la Iglesia serán muy importantes“. [3].
En una entrevista en Radio Vaticano, el presidente de la Conferencia Episcopal de Polonia, monseñor Stanislaw Gadecki, afirma que la Relatio no es aceptable para muchos obispos y que el documento se aleja en algunos puntos de la enseñanza de San Juan Pablo II conteniendo igualmente trazas de ideología antimatrimonial y una falta de visión clara por parte de la Asamblea Sinodal. [4]
La división y falta de comunidad es tal entre progresistas y conservadores con respecto al tema de la familia católica que según señala el P. Santiago Martín; en el Sínodo de la Familia 2014, por primera vez en la historia, se ha preferido no ofrecer el resumen de lo que dicen los Padres Sinodales en el aula y ni siquiera se les permite ofrecerlo a los que lo desean. Sólo hay una rueda de prensa oficial donde se comunica alguna línea general de lo que se ha dicho, sin decir quién lo ha dicho. Esto jamás había sucedido y lo más curioso es que los únicos que protestan son los periodistas católicos, mientras que en general a los medios de comunicación -habitualmente hostiles a la Iglesia- esto les parece bien, a pesar de ir claramente contra la libertad informativa. Llamativamente se mantienen en una especie de “silencio obsequioso”.
Nos dice el P. Horacio Bojorge que “(…) lo que separa de hecho a progresistas y conservadores, es su filosofía de la historia, y su concepción acerca del sentido de la historia. Los progresistas comparten la filosofía evolucionista y optimista que ha ido plasmando la modernidad. Es lógico que, en consecuencia tengan ideas opuestas acerca del rol de los católicos en la vida política. [5]
En el mismo sentido nos dice el P. Alfredo Saenz: “La idea medular y quintaesencia de la ideología modernista era la ley de evolución; todo evoluciona y cambia, la fe, el dogma, la moral, el culto, la Iglesia. [6] “Todo ello sobre el presupuesto de que el pensamiento católico se había vuelto anacrónico, estaba superado.[7]
Pero sus diferencias en teología y filosofía de la historia y en el estudio de los signos de los tiempos parten de dos lecturas diferentes de las verdades reveladas y de la realidad mundana. Se trata, en este caso, de dos comunidades religiosas que profesan creencias distintas dentro de una misma Iglesia, por eso muchos hablan de un cisma latente.
Son dos comunidades religiosas diferentes dentro de la misma Iglesia porque realizan dos lecturas distintas de la revelación y de la realidad terrena, proponen dos modelos diferentes de Iglesia con dos praxis pastorales diferentes y no comparten la misma posición con respecto a los dogmas y a la tradición sino que los católicos progresistas quieren, en gran medida, cambiarlos para adaptarlos al mundo. Las creencias religiosas de conservadores y progresistas son tan diferentes que tienen distintos modelos de familia católica, de Estado católico, de Iglesia, etc.
Alberto Ramón Althaus
[1] Información extraída en gran medida de artículos del vaticanista Sandro Magister.
[2] LOZANO, Javier, “La fractura y la confusión marcan el Sínodo de la Familia presidido por el papa Francisco”. Libertad Digital Europa, 14/10/2014, en Internet:http://www.libertaddigital.com/interna-cional/europa/2014-10-14/la-fractura-y-la-confusion-reinan-en-el-sinodo-de-la-familia-presidido-por-el-papa-francisco-1276530738/
[3] Idem.
[4] Idem.
[5] BOJORGE, HORACIO, SJ, “Reflexiones sobre la Debilidad Política de los Católicos”. Conferencia recopilada en su libro “Como Ovejas entre Lobos” (Editorial Narnia, Mendoza 2004, 68) presente en Internet en el Blog del Centro Pieper.
[6] SAENZ, Alfredo, La Nave y las Tempestades El modernismo: Crisis en las venas de la Iglesia. Ed. Gladius, 2011, pág. 98.
[7] Idem.
http://www.adelantelafe.com/el-partido-del-mundo-en-la-iglesia-i/