miércoles, 25 de septiembre de 2013

"LA REFORMA LITURGICA ES IRREVERSIBLE"

Los que hemos caminado incesantemente, aunque sin éxito alguno, por distintos ámbitos del poder curial porteño, con la intención de que sea liberada la Misa Tridentina en Buenos Aires, por otra parte cautiva hasta ahora, hemos oído al menos estas dos respuestas:
•Benedicto XVI permitió que se celebrara nuevamente el Vetus Ordo, por consideración  a ciertas personas ancianas que sienten apego a él.
•Esperemos que Uds. no pidan eso por ideología.
Eso de la “ideología”, lo habrán oído también algunos comulgantes de rodillas frustrados cuando el despótico celebrante les dijera: “¡levántese, no haga ideología aquí!”.
Las dos anteriores respuestas no son exactas. En primer lugar, si bien Benedicto XVI reconoció enSummorum Pontificum que hay personas que encuentran en el Rito Tradicional una forma particular de participación en el Misterio de la Santísima Eucaristía, éstas no son ancianos nostálgicos, como dan a entender los curiales locales, sino también personas que nacieron mucho después del Concilio. He aquí sus palabras (Carta a los obispos que acompañó a Summorum Pontificum):
Enseguida después del Concilio Vaticano II se podía suponer que la petición del uso del Misal de 1962 se limitaría a la generación más anciana que había crecido con él, pero desde entonces se ha visto claramente que también personas jóvenes descubren esta forma litúrgica, se sienten atraídos por ella y encuentran en la misma una forma, particularmente adecuada para ellos, de encuentro con el Misterio de la Santísima Eucaristía.
En segundo lugar, en el mismo documento, el Papa Emérito ha dicho que debemos conservar lo que era sagrado para la Iglesia:
Lo que para las generaciones anteriores era sagrado, también para nosotros permanece sagrado y grande y no puede ser improvisamente totalmente prohibido o incluso perjudicial. Nos hace bien a todos conservar las riquezas que han crecido en la fe y en la oración de la Iglesia y de darles el justo puesto.
Y en tercer lugar, esperaba una interacción fructuosa entre los dos Modos del Rito Romano de manera que el Vetus Ordo enriqueciera en sacralidad al Novus (Carta a los obispos que acompañó a Summorum Pontificum):
Por lo demás, las dos Formas del uso del Rito romano pueden enriquecerse mutuamente: en el Misal antiguo se podrán y deberán inserir nuevos santos y algunos de los nuevos prefacios…
En la celebración de la Misa según el Misal de Pablo VI se podrá manifestar, en un modo más intenso de cuanto se ha hecho a menudo hasta ahora, aquella sacralidad que atrae a muchos hacia el uso antiguo.
Aunque no sabemos muy bien qué se quiere decir con la acusación de hacer “ideología” que han recibido frecuentemente los fieles que piden la Misa Tradicional, podemos suponer con bastante certeza que con esa calificación se quiere encerrar a los peticionantes dentro de un grupo que, por sus ideas, es definido como fundamentalista, integrista, ultraconservador, cavernícola y, por qué no, milenarista, facista y antisemita.
Nada más alejado de la realidad, aunque hay que reconocer que esos fieles suelen ser íntegra y fundamentalmente católicos, por eso pretenden conservar lo que han recibido.
Los que están haciendo “ideología” son los prelados modernistas y otras yerbas, que no temen avasallar los derechos de los fieles detrás de proyectos que agradan al mundo.
Se preguntarán nuestros lectores en este punto, a qué viene todo este discurso ahora. Es que ayer se ha conocido una entrevista (¡una más!) que le han realizado al Papa, en la cual ha dicho:
El Vaticano II supuso una relectura del Evangelio a la luz de la cultura contemporánea. Produjo un movimiento de renovación que viene sencillamente del mismo Evangelio. Los frutos son enormes.
Basta recordar la liturgia. El trabajo de reforma litúrgica hizo un servicio al pueblo, releyendo el Evangelio a partir de una situación histórica completa.
Sí, hay líneas de continuidad y de discontinuidad, pero una cosa es clara: la dinámica de lectura del Evangelio actualizada para hoy, propia del Concilio, es absolutamente irreversible.
Luego están algunas cuestiones concretas, como la liturgia según el Vetus Ordo. Pienso que la decisión del papa Benedicto estuvo dictada por la prudencia, procurando ayudar a algunas personas que tienen esa sensibilidad particular. Lo que considero preocupante es el peligro de ideologización, de instrumentalización del Vetus Ordo.
Véase como el Papa utiliza los mismos dos argumentos esgrimidos en Bs As contra el Motu Proprio:cosa e’ viejos que se puede ideologizar e instrumentalizar ¿para qué?
No en vano Bergoglio era el Arzobispo de la diócesis en la cual se utilizaban esas razones.
Le preguntamos respetuosamente al Papa, si no cree que por “ideología” se les acaba de prohibir la celebración de la Misa Tradicional, en forma ilícita, a los Frailes de la Inmaculada. La ideología conciliar que pretende se ha fundado una religión nueva luego del Concilio.
Hay otras dos cosas sumamente preocupantes en este párrafo del Papa:
En primer lugar dice que “El Vaticano II supuso una relectura del Evangelio a la luz de la cultura contemporánea”.
Pero la cultura contemporánea, por ser producto de la Revolución, es totalmente anticatólica; es decir, mundana, antropocéntrica y antitea.
Y resulta, entonces, que la luz de esta sentina inmanentista es la que ha alumbrado “un movimiento de renovación que viene sencillamente del mismo Evangelio”.
Si esto no fuera así, ¿a qué cultura contemporánea se refiere el Papa?
Además, ¿desde cuánto la cultura que sea debe alumbrar la relectura del Evangelio? ¿No es el Evangelio el que debe alumbrar a la cultura de cualquier tiempo? ¿No estará condenada por modernista una frase como esta?
Por otro lado, Francisco vuelve a decir, implícitamente, que la Iglesia nunca ha estado mejor que ahora, porque recuerda que los frutos de esta visión alumbrada por la cultura contemporánea SON ENORMES.
Son tan enormes que no los vamos a volver a nombrar porque no terminaríamos; sólo un botón de muestra: miles de sacerdotes dejaron la sotana, muchos en pos de gráciles, o no tanto, damas.
Al respecto el Cardenal Schönborn, que muy tradi no es, acaba de decir que inmediatamente después del Concilio ochenta mil presbíteros abandonaron la Iglesia, y que él dejó de rezar un año y medio por sugerencia de sus superiores, habiendo conservado la Fe gracias a alguien que Dios puso en su camino.
Pero el más enorme de todos los frutos es, según Francisco: LA REFORMA LITÚRGICA, aunque en ella vea algunas líneas de discontinuidad.
Esto es exactamente lo contrario a lo que venía diciendo y haciendo Benedicto XVI, empeñado como estaba en la reforma de la reforma; por no haber seguido el órgano ejecutivo ad hoc, Consilium ad exequendam Constitutionem de Sacra Liturgia, cuyo factotum fue el masón Anibale Bugnini, las directivas del Concilio.
Nosotros dijimos aquí, que una de las causas principales de la renuncia del Papa anterior había sido la liberación de la Misa, y su tímido intento de recuperar rúbricas ya perdidas, por no decir “restauracionistas”.
Y dijimos también que Bergoglio venía como representante del sector que quiere dar marcha atrás con todo eso, lo cual ha realizado de inmediato: No se arrodilla luego de consagrar las sagradas especias, eliminó el reclinatorio de los fieles en la Misa Papal, mandó guardar los ornamentos que Benedicto iba rescatando uno tras otro, por ejemplo el Faldistorio y el Fanon, y, aún siendo Obispo de Roma, jamás ha lucido una casulla Romana.
Ahora va más allá y lo dice sin ambages, la Reforma Litúrgica es uno de los enormes frutos del Concilio, absolutamente irreversible. Con lo cual ha clausurado definitivamente la Reforma de la Reforma.
Es claro que el piloto no ve el iceberg en la ruta de la nave, o si lo ve, no lo quiere decir. Esperemos que llegado el momento tenga tiempo para maniobrar.

1 comentario:

  1. Dios mio, proteje a nuestro Papa el Sumo Pontifice, Obispo de Roma. Tu Vicario en la Tierra, SS BXVI.
    27 de Octubre de 2013.

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