jueves, 15 de octubre de 2015

"SOR LUCIA CARAM, POR FIN NOMBRADA SUPERVISORA GENERAL DE LOS OBISPOS" POR JOSE ANTONIO FORTEA

Hoy iba a hablar de mi viaje a Campeche, pero un hecho público ha motivado que tenga que hablar de otro tema. No voy a decir el nombre de la religiosa en cuestión, pero sólo puedo decir que suficiente es suficiente. Creo que la Iglesia es orden, así como el universo es orden. Cuando me enteré de que la monja a la que me refiero estaba de viaje, me extrañé. Me extrañé de encontrarla fuera de la clausura. Qué raro, pensé. Pero después leí sus declaraciones y sentí que la sangre bullía en mis venas. Hasta tuve que sacarme el jersey. Crear lío es algo que suena bien a los oídos de aquellos educados en las letras de los Beatles. Pero a los oídos de un escolástico, ésa es una afirmación tan sólida como la de que hay cosas mejor que hacer que la guerra. Aunque lo digan los grupos de rock, cuando hay que hacer la guerra se hace la guerra, y cuando hay que hacer niños se hacen niños. Cuando hay que matar, se mata; cuando uno tiene que multiplicarse, se multiplica. (Yo no puedo llevar a cabo ni lo uno ni lo otro, lo digo porque siempre hay algún simple que lee mis líneas.). Continúo, y después de hacer lo uno y lo otro uno puede rezar un rosario o sentarse a cenar en familia con la sensación del trabajo bien hecho. No hay pecado alguno ni en la labor de traer más almas sobre la faz de la tierra, ni en la labor de catapultar más almas hacia el Juicio de Dios, siempre y cuando se haga todo dentro del orden de Dios. Orden resumido hace más de tres mil años en las tablas de piedra de Moisés por la misma Mano de Dios. Por eso, porque creo en el orden, en el orden del universo y en el orden de la Iglesia, no puedo entender que los encargados de mantener ese orden callen ante una persona que ha ultrajado públicamente la armonía eclesial una y otra vez y que ahora se presenta a sí misma como avalada por el máximo encargado de velar por esa armonía eclesial. La monja en cuestión puede decir lo que quiera. Pero humildemente, a los pies de su excelencia, golpeando con perseverancia las maderas de la puerta de su nunciatura (en realidad, tiene verja), solicito de usted que haga una declaración contundente y fulminante que evite que las almas se desorienten. Llega un momento en que suficiente es suficiente, llega esa hora largamente esperada en que hay que decir basta. El problema de hacer lío es cuando uno hace lío en una dirección y el otro justamente en la opuesta. Y si son muchos haciendo lío en direcciones diametralmente opuestas, comienza a ser un lío de verdad. Yo no sé cuanta gente se ha escandalizado hoy en esta nación al leer la noticia de esta monja. Yo sí, mucho. Miles de cristianos fieles también. Y solicito la intervención de los pastores encargados de defender el orden. Todo tiene un límite.




1 comentario:

  1. Pero este comentario lo ha censurado y ya no está. Todos se echan atrás. Hay mucho miedo. ( Como el Cardenal Cañizares)

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