Ad pedem litterae - Padre Fortea
El P. Fortea nos trae un tema más que interesante: lo que, de verdad, importa, pero que, por actuar demasiado de acuerdo con el mundo, se olvida.
La oscuridad insondable del universo
“Hablaba hace pocos días de Un violinista en el tejado, película de 1971. Hoy después de veinticinco años he visto de nuevo el comienzo de la película. Y ha sido muy gracioso, porque hace un cuarto de siglo (cuando lo vi yo) lo que era aceptado por todos como lo natural, como lo obvio, ahora es todo un discurso rabiosamente opuesto a lo políticamente correcto.
¿Que a qué me refiero? Bueno, podéis ver vosotros mismos el comienzo de la película y lo entenderéis:
http://www.youtube.com/watch?v=gRdfX7ut8gw&feature=related
Lo que ha cambiado el mundo. Lo que antes era el concepto de familia, de tradición, de orden, aceptado como lo más natural del mundo, hoy en día es un mensaje revolucionario. No sé vosotros, yo veía la primera canción de la película y me imaginaba a varios políticos meneando la cabeza preocupados ante semejante mensaje subversivo. Ahora entiendo por qué este tipo de joyas cinematográficas no aparecen por la televisión. Es claro, los directivos de las cadenas nos han convencido de que la gente prefiere sangre, odio, malas palabras y agresividad.
Nos han metido toda la basura del mundo en casa, y la gente no ha protestado. Nos han metido toda la basura que moraba en las mentes de gente pervertida, en casa, en el salón, ante vuestros hijos. Y la gente se calló: no hay que ser anticuados. ¡Pues sí! ¡¡Ay que ser anticuados!! Que se fastidien los otros.
Yo nunca he pretendido ser moderno. La modernidad está muy anticuada. No iba a apostar por un caballo perdedor. Qué sean modernos los otros, yo voy a mi bola. Los pequeños hombres persiguen la modernidad. El futuro seguirá a los grandes hombres. Y son grandes no por su cuerpo, sino por su espíritu. Son los grandes espíritus los que hacen grandes a los hombres colosales. Ellos forjarán el futuro. Tardan en elevarse esos grandes hombres, pero una vez que se elevan arrastran a todos los pequeños hombres. La influencia de los grandes hombres de la Iglesia (laicos, religiosos, clérigos) se extiende a todos los campos. Uno sólo de ellos moviliza legiones, los capitanes y reyes los siguen: un Ignacio de Loyola, un Juan Bosco, un Escrivá de Balaguer, y otros laicos, escritores, músicos, políticos menos conocidos, pero colosales asimismo. De ellos es el futuro. Ellos reconstruirán lo que otros están destruyendo. Ellos levantarán las columnas, los pilares, del Futuro. El pecado es el pasado, es la repetición de los admirables derrumbamientos del pasado.
A todos esos obnubilados por la modernidad, por lo políticamente correcto, por el afán de estar con los tiempos, les pondría en un sillón a ver Un violinista en el tejado con una taza de té y unas pastas al lado. ¿Cómo se puede comparar una noche viendo esa película tras la cena, en familia, frente a irse a la discoteca en medio de unos ruidos infernales hasta las cuatro de la mañana?”
Padre Fortea
http://blogdelpadrefortea.blogspot.com/2011/05/la-oscuridad-insondable-del-universo.html
El P. Fortea nos trae un tema más que interesante: lo que, de verdad, importa, pero que, por actuar demasiado de acuerdo con el mundo, se olvida.
La oscuridad insondable del universo
“Hablaba hace pocos días de Un violinista en el tejado, película de 1971. Hoy después de veinticinco años he visto de nuevo el comienzo de la película. Y ha sido muy gracioso, porque hace un cuarto de siglo (cuando lo vi yo) lo que era aceptado por todos como lo natural, como lo obvio, ahora es todo un discurso rabiosamente opuesto a lo políticamente correcto.
¿Que a qué me refiero? Bueno, podéis ver vosotros mismos el comienzo de la película y lo entenderéis:
http://www.youtube.com/watch?v=gRdfX7ut8gw&feature=related
Lo que ha cambiado el mundo. Lo que antes era el concepto de familia, de tradición, de orden, aceptado como lo más natural del mundo, hoy en día es un mensaje revolucionario. No sé vosotros, yo veía la primera canción de la película y me imaginaba a varios políticos meneando la cabeza preocupados ante semejante mensaje subversivo. Ahora entiendo por qué este tipo de joyas cinematográficas no aparecen por la televisión. Es claro, los directivos de las cadenas nos han convencido de que la gente prefiere sangre, odio, malas palabras y agresividad.
Nos han metido toda la basura del mundo en casa, y la gente no ha protestado. Nos han metido toda la basura que moraba en las mentes de gente pervertida, en casa, en el salón, ante vuestros hijos. Y la gente se calló: no hay que ser anticuados. ¡Pues sí! ¡¡Ay que ser anticuados!! Que se fastidien los otros.
Yo nunca he pretendido ser moderno. La modernidad está muy anticuada. No iba a apostar por un caballo perdedor. Qué sean modernos los otros, yo voy a mi bola. Los pequeños hombres persiguen la modernidad. El futuro seguirá a los grandes hombres. Y son grandes no por su cuerpo, sino por su espíritu. Son los grandes espíritus los que hacen grandes a los hombres colosales. Ellos forjarán el futuro. Tardan en elevarse esos grandes hombres, pero una vez que se elevan arrastran a todos los pequeños hombres. La influencia de los grandes hombres de la Iglesia (laicos, religiosos, clérigos) se extiende a todos los campos. Uno sólo de ellos moviliza legiones, los capitanes y reyes los siguen: un Ignacio de Loyola, un Juan Bosco, un Escrivá de Balaguer, y otros laicos, escritores, músicos, políticos menos conocidos, pero colosales asimismo. De ellos es el futuro. Ellos reconstruirán lo que otros están destruyendo. Ellos levantarán las columnas, los pilares, del Futuro. El pecado es el pasado, es la repetición de los admirables derrumbamientos del pasado.
A todos esos obnubilados por la modernidad, por lo políticamente correcto, por el afán de estar con los tiempos, les pondría en un sillón a ver Un violinista en el tejado con una taza de té y unas pastas al lado. ¿Cómo se puede comparar una noche viendo esa película tras la cena, en familia, frente a irse a la discoteca en medio de unos ruidos infernales hasta las cuatro de la mañana?”
Padre Fortea
http://blogdelpadrefortea.blogspot.com/2011/05/la-oscuridad-insondable-del-universo.html
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