LOS ERRORES DEL PROTESTANTISMO (II)

Otro de los falsos argumentos que esgrimen los Protestantes para acusar a los católicos de idolatría es la Intercesión de los Santos, de nuevo los Protestantes acusan al catolicismo de “adorar” a los Santos y a la Virgen sin tener el mas mínimo conocimiento de causa y sin haber estudiado en profundidad las escrituras.

Venerar y rezar a los Santos y a la Virgen María para que intercedan ante el trono de Dios por nuestra causa es una de las mayores Gracias que nos ofrece la Fe Católica para alcanzar las causas a las que nos encomendamos y fuente inagotable de extraordinarios milagros.

A pesar de que los Protestantes dicen que lo correcto es rezar únicamente a Dios, la Biblia nos ofrece múltiples ejemplos en los que Dios nos pide que ofrezcamos la oración a través de hombres justos para aceptar la misma, ya que Dios escucha mas al Justo que al pecador y toma más en consideración sus oraciones y ruegos que las de los hombres más alejados de su Santa Voluntad.

Un ejemplo claro de esto lo tenemos en el Libro de Job:

“Y aconteció que después que habló el Señor estas palabras a Job, el Señor dijo a Elifaz temanita: Mi ira se encendió contra ti y tus dos compañeros; porque no habéis hablado de mí lo recto, como mi siervo Job. Ahora, pues, tomaos siete becerros y siete carneros, e id a mi siervo Job, y ofreced holocausto por vosotros, y mi siervo Job orará por vosotros; porque de cierto a él atenderé para no trataros afrentosamente, por cuanto no habéis hablado de mí con rectitud, como mi siervo Job. Fueron, pues, Elifaz temanita, Bildad suhita y Zofar naamitita, e hicieron como el Señor les dijo; y el Señor aceptó la oración de Job.”( Job 42:7-9)

Este pasaje demuestra claramente que Dios no acepta de buen grado la suplica del pecador si no es ofrecida por un hombre Santo como en este caso es Job, Dios no es Dios de muertos, sino de Vivos, así pues los hombres justos que murieron en la Gracia de Dios viven frente a su trono y ofrecen nuestras suplicas como si fueran suyas.




Otro ejemplo de intercesión en este caso de la Santísima Virgen María lo encontramos en el pasaje de las bodas de Canaa narrado en el Evangelio de Juan:

“Al tercer día se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y estaba allí la Madre de Jesús. También fueron invitados a la boda Jesús y sus discípulos. Y, como faltase el vino, la Madre de Jesús le dijo: No tienen vino, Jesús le respondió: Mujer, ¿qué nos va a tí y a mí? Todavía no ha llegado mi hora. Dijo su Madre a los sirvientes: Haced lo que él os diga. Había allí seis tinajas de piedra preparadas para las purificaciones de los Judíos, cada una con capacidad de dos o tres metretas. Jesús les dijo: Llenad de agua las tinajas: Y las llenaron hasta arriba. Entonces les dijo: Sacad ahora y llevad al maestresala. Así lo hicieron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, sin saber de dónde provenía, aunque los sirvientes que sacaron el agua lo sabían, llamó al esposo y le dijo: Todos sirven primero el mejor vino, y cuando ya han bebido bien, el peor; tú al contrario, has guardado el vino bueno hasta ahora. Así, en Caná de Galilea hizo Jesús el primero de sus milagros con el que manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él”. Juan (2,1:11).

En este bello pasaje podemos ver como el poder de la intercesión de la Virgen Maria logró aquel primer Gran milagro de nuestro Señor, a pesar de que Jesús consideraba que aun no habia llegado su hora, hace este milagro en consideración a la petición de su Santa Madra, Maria que está sentada frente al trono de Dios sigue hoy intercediendo por nuestra causa, por tanto es una sana devoción pedir a Dios a través de Maria que es una criatura Inmaculada y por tanto es más escuchada que un pobre pecador para el que sus pecados suponen un abismo de separación con Dios.

También Santiago incide en el poder de la oración del justo:

“Orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.” (Santiago 5:16)

Queda pues claro, que la intercesión de los Santos es más efectiva que la de cualquier otro cristiano más alejado de la Voluntad de Dios, y que la negación a hacer uso de esta Gracia aleja de Dios a los hombres que renuncian a la ayuda especial de los que han alcanzado los mayores niveles de perfección.

Por: Antonio M.R.