lunes, 16 de febrero de 2015

CRISIS EN LA IGLESIA (II): ¿ESTAMOS ANTE EL SURGIMIENTO DE UNA IGLESIA DE LOS APÓSTATAS?.

CRISIS EN LA IGLESIA (II): ¿ESTAMOS ANTE EL SURGIMIENTO DE UNA IGLESIA DE LOS APÓSTATAS?.

LA IGLESIA CONTRA LA ANTI-IGLESIA.

En la primera parte de este artículo, hemos analizado la crisis que se ha desatado en la Iglesia a raíz del  pasado Sínodo extraordinario de la Familia. Sin embargo, esta crisis no surge por generación espontanea, sino que se entronca en un contexto más general donde el partido del Mundo dentro de la Iglesia ha ido avanzando inexorablemente desde la revolución francesa, pero especialmente desde la crisis post-conciliar tras el Vaticano II, donde muchos quisieron interpretar que la Iglesia había roto con su magisterio y tradición milenaria, y donde se justificaron todo tipo de abusos y herejías escudándose en un ambiguo “espíritu del concilio” que nunca supimos exactamente a lo que se refería, pero que han sido habitualmente esgrimido para sus inicuos fines por los enemigos internos que promueven la subversión dentro de la Iglesia.

Podríamos hablar de la amplia oposición interna que tuvo la Encíclica Humanae Vitae del recientemente beatificado Pablo VI, y que fue un jarro de agua fría para las expectativas de los sectores modernistas, que esperaban una “apertura” –vease traición-, en la enseñanza de la Iglesia respecto a los métodos anticonceptivos. Podríamos hablar de la amplia oposición que sufrió el Papa Juan Pablo II por parte de amplios sectores de la Compañía de Jesús, de la Teología de la Liberación, o del episcopado centroeuropeo, y que fue una constante durante todo su pontificado. Podríamos hablar de las continuas traiciones y filtraciones que sufrió el Papa emérito Benedicto XVI por parte de los “cuervos vaticanos”, que precisamente  se contaban entre sus más estrechos colaboradores.

Fue el Papa polaco, el que durante el congreso eucarístico en Pensylvania en 1977 dijo:

“Ahora estamos parados frente a la mayor confrontación histórica que la humanidad ha experimentado alguna vez. No creo que el gran círculo de la Sociedad Americana, o de todo el amplio círculo de la comunidad cristiana se de cuenta de esto completamente. Ahora nos enfrentamos a la confrontación final entre la Iglesia y la anti-iglesia, entre el Evangelio y el anti-evangelio, entre Cristo y el anticristo. El enfrentamiento se encuentra dentro de los planes de la Divina Providencia. Está, por lo tanto, en el plan de Dios, y debe ser un juicio que la Iglesia debe asumir y afrontar con valentía…”

Efectivamente, el Papa San Juan Pablo II anunció con gran exactitud la situación de enfrentamiento que ya en ese momento vivía la Iglesia, pero que en nuestro tiempo se muestra en su máxima expresión con el cisma incipiente entre esa Anti-iglesia y ese Anti-evangelio con partidarios como los Cardenales Kasper, Marx o Baldisseri, y la Iglesia y el Evangelio de Jesucristo, defendido valientemente por otros Cardenales como Burke , Muller, Cafarra o Meisner, auténticos paladines en la defensa de la Fe.


CISMA ANTES DE LA MANIFESTACIÓN DEL ANTICRISTO.

Esta situación de confrontación interna que vive ahora mismo la Iglesia, no solo ha sido anunciada en las Sagradas Escrituras, o a través de apariciones marianas, o de manifestaciones públicas o privadas de diferentes pastores de la Iglesia, sino que está perfectamente contemplado en el Catecismo en sus puntos 675, 676, y 677. Así dice el Catecismo:

La última prueba de la Iglesia

675 Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (cf. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelará el "misterio de iniquidad" bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne (cf. 2 Ts 2, 4-12; 1Ts 5, 2-3;2 Jn 7; 1 Jn 2, 18.22).

676 Esta impostura del Anticristo aparece esbozada ya en el mundo cada vez que se pretende llevar a cabo la esperanza mesiánica en la historia, lo cual no puede alcanzarse sino más allá del tiempo histórico a través del juicio escatológico: incluso en su forma mitigada, la Iglesia ha rechazado esta falsificación del Reino futuro con el nombre de milenarismo (cf. DS 3839), sobre todo bajo la forma política de un mesianismo secularizado, "intrínsecamente perverso" (cf. Pío XI, carta enc. Divini Redemptoris, condenando "los errores presentados bajo un falso sentido místico" "de esta especie de falseada redención de los más humildes"; GS 20-21).

677 La Iglesia sólo entrará en la gloria del Reino a través de esta última Pascua en la que seguirá a su Señor en su muerte y su Resurrección (cf. Ap 19, 1-9). El Reino no se realizará, por tanto, mediante un triunfo histórico de la Iglesia (cf. Ap 13, 8) en forma de un proceso creciente, sino por una victoria de Dios sobre el último desencadenamiento del mal (cf. Ap20, 7-10) que hará descender desde el cielo a su Esposa (cf. Ap 21, 2-4). El triunfo de Dios sobre la rebelión del mal tomará la forma de Juicio final (cf. Ap 20, 12) después de la última sacudida cósmica de este mundo que pasa (cf. 2 P 3, 12-13).

Efectivamente, podemos comprobar cómo el Catecismo de la Iglesia describe con pasmosa claridad la situación que se vive actualmente en un Mundo que quiere poner al hombre en el lugar de Dios, que quiere poner las modas y preceptos del hombre por encima de las leyes de Dios, y que con inusitada soberbia y osadía, pretende que la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, se pliegue a las exigencias del Mundo, bendiga el pecado, acepte la aberración, y se arrodille ante el sistema del Anticristo, que bajo una apariencia de “falsa humildad” seduce y cautiva a las conciencias más débiles. Por desgracia, esta oscura pretensión de idolatría del hombre, cuenta también con poderosos aliados dentro de la Iglesia, que aun bajo la misma estructura institucional, se constituyen ya cual caballo de troya, como una auténtica anti-iglesia al servicio de los planes del Anticristo.


LA ANTI-IGLESIA AL SERVICIO DE LA DESOLACIÓN DE LA ABOMINACIÓN.

Por último, una advertencia profética de la Beata Anna Catalina Emmerick sobre las consecuencias nefastas que acarreará esta Falsa Iglesia:

“Tuve de nuevo la visión de la secta secreta socavando por todas partes la iglesia de San Pedro”
 “Vi la iglesia de los apóstatas crecer grandemente. Vi las tinieblas que partían de ella, repartirse alrededor y vi muchas personas abandonar a la Iglesia legítima y dirigirse hacia la otra diciendo: Ahí todo es mas bonito, más natural y más ordenado”
 “Vi cosas deplorables: se jugaba, se bebía, se parloteaba, se seducía a las mujeres en la iglesia, en una palabra se cometían allí todo tipo de abominaciones” 
 “Vi también en Alemania a eclesiásticos mundanos y protestantes iluminados manifestar deseos y formar un plan para la fusión de las confesiones religiosas y para la supresión de la autoridad papal. ¡… y este plan tenía, en Roma misma, a sus promotores entre los prelados!"
Ellos construían una gran iglesia, extraña y extravagante; todo el mundo tenía que entrar en ella para unirse y poseer allí los mismos derechos; evangélicos, católicos, sectas de todo tipo: lo que debía ser una verdadera comunión de los profanos donde no habría más que un pastor y un rebaño. Tenía que haber también un Papa pero que no poseyera nada y fuera asalariado. Todo estaba preparado de antemano y muchas cosas estaban ya hechas: pero en el lugar del altar, no había más que desolación y abominación".

Por: Antonio M.R. (Blogger de Pensamiento Disidente).

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