Con vistas al Sínodo sobre la familia que se realizará en
octubre de este año en Roma, un grupo de laicos católicos y de asociaciones
pro-vida preocupados se reunieron para hacer un llamado filial al Papa
Francisco en el cual le piden que reafirme categóricamente la enseñanza de la
Iglesia de que los católicos divorciados y recasados civilmente no pueden
recibir la Sagrada Comunión y que las uniones homosexuales son contrarias a la
ley divina y a la ley natural.
Sin embargo, una brecha parece haberse abierto en la Iglesia
Católica con propuestas pastorales que niegan al menos en la práctica, y tal
vez en principio, la doctrina de Nuestro Señor a respecto de la castidad y de
la indisolubilidad del matrimonio.
En estas circunstancias, es de una importancia primordial que
el Papa Francisco diga una palabra esclarecedora capaz de contrarrestar la
creciente desorientación entre los fieles e impedir la relativización de la
propia enseñanza de Jesucristo.
Habrá otra persona que pueda disipar las tinieblas que se
proyectan sobre el futuro de nuestros hijos en caso de que esa antorcha dejase
de iluminar el camino?
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